Un desastre.
Un chico deprimido.
Sarcástico.
Lleno de mentiras.
No le queda nada.
Llegó a mi vida en mi peor momento y me dio fuerzas.
Cargó con mis angustias y miedos.
Todo eso es Jaden.
Cuando se ama simplemente lo entregas todo y salir destruida...
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Jessica Jones
Han pasado tres días.
Justo ahora estoy en el dormitorio mirando por el ventanal al patio trasero, me asomo solo un poco por la orilla, intentando esconderme entre las persianas. Jaden está hablando con todos los demás, supongo que sobre como harán que Christian caiga y pague por todo lo que ha hecho.
Mi vista cae en Kaira y Jaden, están lado a lado y se miran cada tanto, de repente compartiendo uno que otro cigarrillo.
¿Quién es Kaira? ¿Y por qué se lleva tan bien con Jaden?
Tiene un cabello perfecto, negro y jodidamente brillante, es de estatura promedio, aunque más alta que yo. Sus curvas son pronunciadas, tiene algunos tatuajes y se ve ruda, valiente y sexy a la vez. Es perfecta.
Suelto un suspiro, debo dejar de ser tan insegura.
Me siento en la cama y me dedico a dibujar en mi libreta durante las próximas dos horas, quiero olvidarme de todo y simplemente disfrutar un rato, dibujar siempre me hace bien y agradezco al cielo que hoy no haya sido la excepción.
Escucho como alguien toca un par de veces la puerta de mi dormitorio, cuando me giro veo a Jaden en el umbral de la puerta, estos últimos días apenas hemos cruzado un par de palabras, por lo que me sorprende verlo aquí.
—¿Pasa algo?— pregunto
—Tengo algo para ti.
Alzo ambas cejas y me siento en la cama.
—¿En serio?
Asiente— Ven, sígueme.
Se da media vuelta y comienza a caminar, lo sigo sin dudarlo si quiera.
Nos detenemos frente a una habitación.
—¿Hay algo allí adentro?— le pregunto, él asiente nuevamente.
—Aparte de adelantar tarea, entrenar... creo que te falta algo más para que te despejes realmente y me parece que también necesitas tu propio espacio... algo como para sentirte en casa.
Sonrío de lado sin poder evitarlo.
—Arreglé esta habitación para ti.— dice y abre la puerta, cuando entro veo que tiene un ventanal aún más grande que el del dormitorio y este es con vista al bosque, hay grandes lienzos sostenidos por caballetes de madera, hay acuarelas y pinturas acrílicas... es como una habitación de pintura, además las paredes están en blanco.
Sonrío— ¿Esto es para mi?— lo miro y alza una ceja.
—No, es para David, por eso te traje a ti y no a él —dice, ruedo los ojos y él me sonríe— Claro que es para ti, pequeña idiota... ¿Te gustó?
