- ¿Se puede saber que pasa aquí?- pregunté atónita. Mi madre respondió sonriendo mientras mi padre hacía lo mismo.
- Han hecho ascensos en la empresa y han ascendido a tu padre a vicepresidente y yo voy a ser la secretaria del presidente porque no puedo ser la de tu padre, y han montado una fiesta muy importante en honor de todo eso. Tienes una hora para arreglarte.
- A partir de...- dijo mi hermano mirando el reloj que no llevaba- ¡Ya!- gritó. Yo como una imbécil le hice caso y subí corriendo al baño a ducharme. Me lavé el pelo a conciencia con mi jabón de melocotón y después de aclarármelo me unté la mascarilla. Luego me froté bien el cuerpo con el jabón con olor a fresa quitándome todos los restos de sal y arena. Salí me enrollé la toalla al cuerpo y otra en la cabeza, cogí la cuchilla y acabé de depilarme unos pocos pelos que me habían quedado esta mañana antes de ir a la playa. Solo había pasado un cuarto de hora.
Me sequé el pelo y me lo peiné dejándolo suelto cayendo por mi espalda, una de las ventajas de tener el pelo liso es que no tienes que alisártelo, bueno, es obvio ¿no? Quería rizármelo pero decidí que no porque todavía tenía que escoger que ponerme.
Me puse la ropa interior y me planté delante del armario abierto. Mire la zona de los vestidos y me quedé así unos minutos, había demasiado donde escoger.
Al final opté por un vestido negro ceñido al cuerpo que me cubría hasta un poco más arriba de las rodillas. Me lo había comprado en primavera y aun no me lo había puesto. Puesto correctamente era con un escote recto que dejaba los hombros al aire a la vez que tenía las mangas largas. Pero decidí hacer un pequeño experimento.
Primero de todo cambié el sujetador que llevaba por uno sin tiras y después tuve que ponerme un tanga en lugar de las bragas que llevaba porque con el vestido ajustado se marcaban los bordes de estas por detrás. Me puse el vestido hasta cubrir el sujetador y luego empecé a experimentar. Les di unas pequeñas vueltas a las mangas las cuales me iban largas e hice que se cruzaran por delante del pecho y las até atrás en la espalda formando un lazo. Estudiar diseño servía de algo.
Cogí unos zapatos de tacón rojos y me los llevé al baño. Me quité el pinta uñas azul que había ido a conjunto con el bikini de esta mañana y me pinté las uñas de las manos y los pies del mismo rojo que los zapatos. Mientras se secaba y con cuidado me pinté la raya de abajo y arriba de los ojos y apliqué un poco de sombra en estos. Luego me puse rímel alargando mis pestañas más de lo que ya eran. Me apliqué una segunda capa de pintauñas, el pintalabios rojo y listo.
Volví a mi habitación, me puse unos pendientes rojos y cogí un bolso de mano negro al cual guardé el pintalabios por si acaso, el móvil que había estado cargándose mientras y poca cosa más porque no cabía. Las uñas se habían secado del todo. Miré el reloj de la mesilla, quedaban diez minutos y yo ya estaba lista. Me calcé los tacones, cogí el bolso revisando que no me dejara nada y bajé al piso de abajo.
Mi madre daba vueltas de un lado al otro mirando el reloj. Mi padre esperaba en el sofá junto a mi hermano viendo un programa de la tele.
Cuando hice sonar los zapatos por las escaleras los tres voltearon a mirarme. Mi madre sonrió soltando un suspiro después de mirar el reloj por última vez. Mi padre me sonrió. Y mi hermano silbó antes de hacer un comentario de los suyos.
- Wow, donde vas así de guapa, que no va a estar Harry con One Direction allí eh.
- Calla bobo- me sonrojé.
- ¿One Direction has dicho?- preguntó mi padre- ¿son los cantantes esos que te gustan, verdad?
- Si papá, pero son mis amigos ahora.
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Nada es lo que parece
FanfictionRisas, lágrimas. Amor, odio. Coraje, miedo. Timidez, atrevimiento. Sinceridad, mentiras. Lealtad, traición. Palabras antónimas que tantas veces hemos disfrutado o sufrido. ¿Cuantas veces un siempre, ha terminado? ¿Cuantas veces nos han dicho: voy a...