Capítulo 25

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El padre de las chicas fue hacia ellas asustado. Cuando Vicky se calmó al fin, pudo explicar.

- Fran- susurró entre lágrimas- se lo han llevado.

El murmullo de la gente cesó de golpe y solo se pudo oír el respirar rápido y entrecortado de la chica, incluso la música paró.

- ¿Quién?- preguntó su padre unos segundos después.

- No lo sé. Venían a por mí. Fran...- rompió a llorar de nuevo.

- Lo siento mucho- dijo Mario autoritariamente a la gente que había ahí- por favor despejad esto. Gracias por haber venido- hizo salir a todos los presentes que volvieron a sus casas.

La señora González, la madre de las chicas, lloraba sentada en una silla. Vicky seguía abrazada a su hermana mientras le acariciaba el pelo. Liam se apresuró a coger una silla y traérsela. Vicky se sentó y Niall le trajo unos pañuelos mientras Zayn le llevaba un vaso de agua. Louis trajo un par de sillas más y Vero se sentó sin separarse de su hermana. Zayn le puso una mano en el hombro señal de apoyo.

Yo simplemente lo miraba todo sin poder reaccionar, ¿dónde estaba Fran? Vicky se bebió el vaso de agua y se seco las lágrimas.

- Fran... ha querido defenderme mientras yo escapaba, pero han sido más fuertes, lo han dejado inconsciente... Lo último que he visto al girarme un momento ha sido que se lo llevaban hacia una furgoneta negra.

Rompió a llorar de nuevo y sentí que alguien me abrazaba por detrás, no sabía quién era, me daba igual en ese momento, me daba igual todo. No aguanté más y las lágrimas empezaron a descender por mis mejillas.

Habían secuestrado a mi hermano.

Oí al señor González llamar a la policía y vi a mi madre llorando abrazada a mi padre.

Niall se acercó a mí y me cogió la mano.

- Ya me ocupo yo de ella Harry- le dijo antes de que el chico de mis espaldas soltara su abrazo. Seguí a Niall inconscientemente y me llevó apartándome de allí.

Me sentó en una silla y se puso a mi altura secándome las lágrimas con un pañuelo.

- Niall, pellízcame. Dime que esto es solo una pesadilla.

Él no lo hizo pero sabía que no estaba soñando. Era demasiado real.

Varias horas después llegamos a casa. Estaba cansada, excesivamente cansada. No me apetecía hacer nada. Solo quedaba esperar. Mi madre se sentó en una butaca al lado del teléfono y se quedó toda la noche sin dormir, con la esperanza de que alguien llamara, Fran diciendo que estaba bien, la policía diciendo que lo habían encontrado...

Pero mi esperanza no tenía tanta fuerza.

Fui al piso de arriba. Pasé por delante de la habitación de Fran y entré. Una foto de él y Vicky adornaba la mesilla de noche. Dejé los zapatos en el suelo y me derrumbé en su cama llorando y abrazando una almohada que olía a él. Imaginando que verdaderamente era él el que se encontraba ahí.

A la mañana siguiente mi padre vino a buscarme a la habitación de Fran.

- Pequeña- me susurró- ¿cómo estás?

- No lo sé. Pensaba que cuando me despertara nada habría pasado, pero si estoy aquí es porque es verdad.

- Me ha llamado Mario. Necesito que vengas conmigo a la empresa.

- ¿Para qué?

- Luego te lo cuento. Dúchate y cámbiate, te espero a bajo.

Le hice caso y me saqué el vestido de ayer. Me duché y me puse unos pantalones tejanos negros con una camiseta de color azul. Me puse unas sandalias negras y bajé a la cocina. Mi padre me había preparado unas tostadas con mermelada de fresa con un zumo de naranja. Me lo comí en silencio y le seguí hasta el coche.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora