Amelie se fue del centro comercial después de hablar con Ackerley para evitar toparse con los demás y tener que dar explicaciones ridículas.
Al llegar a la casa, entró por la puerta principal y subió al segundo piso, que, por alguna razón, estaba muy silencioso. Supuso que Dominic estaba durmiendo y que Jade, al ser una persona poco escandalosa, estaba en su cuarto haciendo algo.
Dominic se había quedado dormido junto a Jade y despertaron en el momento en que sintieron a Amelie cerrar su puerta estruendosamente.
Dominic se sentó de golpe en la cama y luego se paró para comenzar a tomar su ropa y correr, sin hacer mucho ruido, hacía su cuarto. Después de que él saliera del cuarto, Jade comenzó a vestirse y luego fue al baño.
Para cuando llegaron los que habían ido a hacer las compras, ya no había pistas de lo que había sucedido entre Dominic y Jade.
Dominic bajó al primer piso inmediatamente después de oír la puerta principal cerrarse.
—¿Cómo les fue con sus compras?
—Perfecto —respondió Eliza, dejando las bolsas en la mesa del comedor.
Jade y Amelie también bajaron en ese momento.
—¿Dónde está Javier? —preguntó Eliza.
—Aún no vuelve —dijo Jade.
Lucy soltó una risita.
—Si después no se puede sentar, sabremos porqué fue.
[...]
Javier estaba en el auto de Chad. Después de almorzar, habían ido al cine, vieron una película que Javier eligió y en ese momento, Chad iría a dejarlo a su casa como todo un caballero. Javier nunca en su vida había tenido una cita tan perfecta.
Cuando llegaron frente a la casa, Javier sintió un poco de tristeza por tener que alejarse de Chad.
—Volveremos a salir —le aseguró Chad, como si hubiera leído sus pensamientos—. Claro, si tú quieres...
—Me encantaría.
Javier desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta.
—Adiós.
Javier estaba por salir, pero Chad lo jaló hacia él y le robó un dulce beso. Javier sintió que su corazón latía como si hubiera corrido una maratón, estaba casi seguro de que su pecho explotaría. Había sido el beso más dulce que le habían dado.
—Nos vemos —le dijo Chad cuando se separó.
Javier, completamente sonrojado, salió del auto y luego corrió a la casa.
—¿Qué quieren comer hoy? —preguntó al entrar.
Todos estaban sentados en la sala y se voltearon a verlo extrañados.
—Estoy de buen humor, pidan lo que quieran.
—¡Sushi! —chilló Penny.
—Bien, tengo que ir a hacer unas compras y vuelvo.
Javier subió al segundo piso corriendo y todos pudieron oír su grito de felicidad.
—Yo veo que camina normal —dijo Dominic.
—¿Entonces por qué tan feliz? —preguntó Lucy.
—Porque quizás el chico hizo algo lindo por él —dijo Jade—. No todo en esta vida es sexo.
Dominic miró a Jade con una sonrisa traviesa, ya que, unas horas antes, parecía no pensar lo mismo, lo que provocó que ella se sonrojara y se cubriera cara con su cabello disimuladamente.
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La Casa de los Universitarios Locos
HumorJade, una estudiante de enfermería, necesita encontrar un lugar para vivir después de que su familia deba irse de la ciudad en donde ella estudia. Gracias a una prima conoce a Eliza, otra universitaria que tiene una casa que comparte con seis chicos...