La casa ya estaba casi llena por completo. Muchos estaban en el patio y por supuesto, Eliza tenía prohibido que subieran al segundo piso. Nadie quería que algún extraño pudiera entrar a sus cuartos y hacer algún desastre.
Ackerley no estaba feliz, las fiestas y el sociabilizar no eran lo suyo, pero ese no era el mayor problema, el gran problema era el chico que coqueteaba con Penny descaradamente.
«¿Dónde está Dominic cuando se necesita?», se preguntó Ackerley.
Dominic no estaba por ahí, estaba encerrado en su cuarto, pero Ackerley ni cuenta se había dado, solo podía ver a Penny y lo que sucedía a su alrededor. Él jamás se hubiera imaginado que hubiera algún compañero de Penny interesado en ella, ya que, por lo que sabía, muchas personas consideraban a Penny una chica demasiado irritante y desesperante.
Penny reía muy cerca de uno de sus amigos, quien también era su exnovio. Ella era muy comprensiva y relajada con el tema, ¿por qué no podía ser amiga de su ex? Mientras no fuera doloroso para ella misma, todo bien.
Ackerley no sabía que el chico era exnovio de Penny, pero, aun así, estaba muriendo de celos. Sí, celos... era la primera vez que sentía celos por una chica que no fuera su hermana. Alguna vez en el pasado había sentido celos cuando Amelie hacía muy buenos amigos y lo dejaba un tanto de lado, pero tampoco hacía algo al respecto, al fin y al cabo, él sabía que nadie podría ocupar su lugar en la vida de su hermana melliza.
Eliza estaba en la cocina preparándose un trago, estaba bastante contenta con como estaba saliendo la fiesta y más felicidad le causaba ver a Larry feliz con eso.
De pronto, oyó una conversación de dos chicos afuera, no estaba prestando mucha atención hasta que notó la voz de Larry.
—Pero ella está acá —dijo una chica.
—Da igual, no se dará cuenta —dijo Larry.
Luego de unos susurros que no pudo entender, escucho el sonido de un beso apasionado que hizo que Eliza sintiera su corazón romperse.
«No, no, no...».
Eliza salió corriendo hacia el patio de la casa y vio que justo afuera de la cocina, Larry se besaba con una chica... con su peor enemiga de la universidad, una chica que siempre quería rebajar sus trabajos.
«No puede ser...».
Eliza corrió de vuelta a la casa, llena de lágrimas que desbordaban sus ojos y que no podía contener por más que quisiera, lo que llamó la atención de Ackerley.
Eliza era un tanto sensible, pero rara vez lloraba en público, lo que significaba que algo muy malo le había sucedido.
—¡Liz!
Eliza no le hizo caso, solo intentaba pensar que hacer. Miraba hacia todos lados buscando una solución o un lugar al que ir, pero no la hallaba. De pronto, sintió que alguien le tocó el hombro. Era Ackerley.
—¿Qué pasó? —preguntó, serio.
—N-nada... —mintió.
—Estas llorando, ¿cómo no te va a pasar nada?
Eliza titubeó y luego abrazó a Ackerley con todas sus fuerzas.
—L-larry está jugando conmigo —sollozó.
Antes de que Ackerley pudiera responder, Larry entró a la casa con una chica detrás, la cual le dio una sonrisa y se fue por otro lado.
«Hijo de puta descarado», pensó Ackerley.
Larry comenzó a buscar con la mirada a Eliza, hasta que la encontró pegada a Ackerley.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Larry, cómo si tuviera el derecho de molestarse.
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La Casa de los Universitarios Locos
HumorJade, una estudiante de enfermería, necesita encontrar un lugar para vivir después de que su familia deba irse de la ciudad en donde ella estudia. Gracias a una prima conoce a Eliza, otra universitaria que tiene una casa que comparte con seis chicos...