Capítulo 27: Secretos Revelados

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Jade estaba sentada frente a Dominic mientras bebía una malteada de frambuesa. Ninguno había dicho mucho, pero Jade sabía que a Dominic le parecía una situación divertida.

—Deja de sonreír —le pidió Jade.

—Estamos en una cita, ¿debería llorar?

—No es una cita.

—Tú querías que yo te invitara a salir, ¿por qué tan enojada?

En realidad, Jade no sabía por qué quería que Dominic la invitara a salir. Él era la peor opción de hombre que podía tener una chica heterosexual, claramente, exceptuando a criminales.

Parecía que, además de Eliza, Dominic nunca se había enamorado antes, ni después. Era el clásico mujeriego que prefería vivir la vida loca y sin responsabilidades, y a Jade eso no le gustaba. Además, no solo era un casanova, era bastante egocéntrico, creído, impulsivo y un tanto sobreprotector... sonaba a que tener una relación con él haría pedazos a una chica dulce y tranquila como ella.

—En realidad, tú no me gustas para nada —confesó Jade—. Soy una chica de relaciones serias... todo lo contrario a ti.

Dominic borró su sonrisa y la miró serio.

—¿Y tú que tanto sabes de mí como para saber que no me gustan las relaciones serias?

—¡Me lo has dicho!

—Ah, cierto. Había olvidado eso... —dio una pequeña risita—, pero no dije que nunca querría una.

Jade se quedó en silencio un momento. Eso no tenía sentido, ¿cómo iba a tener una relación seria si no le gustaban?

—Bueno, además de Eliza, jamás has tenido un sentimiento romántico real por una chica, ¿no?

—Sí, de hecho, sí lo tuve —Jade enarcó una ceja ante su sorprendente confesión—. Mi primera y única novia que, al igual que tu amado Mark, resultó ser un fiasco.

—¿Te engaño?

—No sólo eso. Se embarazó y me dijo que el bebé era mío —Dominic se tensó un poco y comenzó a mecer su malteada—. Yo estaba dispuesto a ser el mejor padre del mundo, aún con dieciséis años, y cuando nació, bueno, yo soy rubio, lo era mi novia y el bebé era moreno.

Jade imaginó que eso debió dolerle a Dominic.

—A pesar de que mi novia quiso insistir con que yo era el papá... hice una prueba de ADN y resultó ser de un primo mío.

—¿Qué?

—Vivíamos en pequeño pueblo, todos ahí nos conocíamos... Incluso Ackerley y Amelie deben saber la historia, aunque nunca se las he contado.

—¿Por qué no?

—¿Crees que es muy feliz recordar esas cosas? —Dominic tomó un poco de su malteada—. Después de enterarme de la verdad, terminé con mi novia y ahora ella y mi primo tienen un lindo bebé de casi seis años y viven en una linda casa como una familia feliz. Fin.

—No todas las chicas serán así contigo.

—No creo eso, pero soy muy joven para meterme en otro lío amoroso como ese. Si voy a enamorarme, prefiero esperar al menos a tener treinta.

Jade no dijo nada, era cosa de Dominic lo que hacía con su vida, aunque ahora tenía un poco más de sentido para ella el por qué era como era.

[...]

Cuando Javier llegó a la casa un poco antes de almuerzo, todos se lanzaron a abrazarlo.

—¡Comimos pan duro tostado! —lloriqueó Lucy.

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora