Capítulo 3: Eliza tiene una cita

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Javier estaba en la cocina preparando la cena. El chico estudiaba gastronomía, por lo que solía cocinar para todos, aunque cuando no tenía ganas de hacerlo, prefería comer pizza de su restaurante italiano favorito, uno de los pocos restaurantes que realmente satisfacían su paladar.

Javier era muy exigente con lo que entraba a su estómago, por lo que no comía cualquier comida y menos en cualquier restaurante.

Mientras Javier revolvía bien la leche con plátano después de verterla en los jarros que pondría en la mesa, un papel colgado de un hilo aprecio frente a una de las ventanas.

Javier se acercó a la ventana, la abrió y leyó el papel: "Cuánto falta?!?!".

Javier asomó la mitad de su cuerpo por la ventana.

—¡Quince minutos!

—¡Ya, gracias! —escuchó gritar Amelie.

Probablemente la chica se había metido al cuarto de Eliza, el que estaba sobre la cocina, para poder colgar ese papel y no tener que bajar las escaleras. Amelie era capaz de hacer muchas cosas para evitar hacer actividad física de más.

Javier siguió con lo suyo y cuando terminó de cocinar, puso las cosas en la mesa. En quince minutos llamó a todos a comer.

Todos bajaron corriendo como siempre, menos Jade, quien recién llevaba su segundo día ahí y no tenía la confianza suficiente para comportarse como una salvaje.

Todos tenían puestos designados en la mesa: Eliza en una punta, Ackerley en la otra; Penny, Lucy y Javier en un lado; y Amelie, Dominic y Jade en el otro.

—Adivinen quién tiene una cita mañana —dijo Eliza mirando la pantalla su celular con una sonrisa.

—Yo —dijo Dominic.

—Dije cita, no sexo —aclaró Eliza.

—Pues tengo una cita para tener sexo.

Lucy rio y chocó los cinco con Dominc, quien después le dio una mirada y sonrisa burlesca a Eliza y luego le lanzó un beso para que perdonara su comentario inapropiado y fuera de lugar.

—¿Con quién tienes una cita? —le preguntó Penny a Eliza.

—Con Larry.

—¿El capricornio? —Penny pareció preocupada por eso.

—No empieces, Penny —pidió Lucy.

—Pero es que no son compatibles —se quejó Penny como si fuera lo peor del mundo—. Además, los capricornio son serios, aburridos y egoístas... ¿Cómo puede gustarte?

Hubo un silencio de unos segundos, donde el único ruido que llenaba el ambiente era el sonido de los servicios chocando con los platos.

—¿Qué día entras a clases, Jade? —le preguntó Eliza, cambiando de tema e ignorando la pregunta de Penny.

—Ah... —Jade lo pensó un momento—. El cinco de septiembre.

—Ah, perfecto. Todos entramos más o menos por la misma fecha.

Todos siguieron comiendo en silencio, menos Amelie quién tenía el celular en la mesa y se quejaba cada vez que algo salía mal en su juego. Al principio, Eliza la reprendía cada vez que veía su celular sobre la mesa, pero con el paso del tiempo comenzó a darse cuenta de que era inútil. Amelie parecía haber nacido pegada a una pantalla.

Cuando terminaron de comer, todos fueron sus cuartos respectivos para dormir. El cuarto de Jade tenía una cama con cobertor rosa y blanco con un estampado de flores; un escritorio de vidrio; una televisión mediana colgada en la pared; y un librero con sus cosas de la universidad y otros libros para pasar el tiempo.

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora