Penny estaba sentada en la mesa junto a los demás chicos, respondiendo las preguntas que Eliza le hacía y quizás, diciendo más de lo que le pedían. A Penny le gustaba hablar y no le gustaban los silencios incomodos, por lo que decía cosas sin necesidad de pensar antes.
Todos tenían distintas opiniones respecto a la chica. A Amelie le parecía divertida, pero no graciosa, sino que su forma de ser se podía prestar para bromear; Ackerley quería lanzarle los fideos de su plato encima para ver si cerraba la boca de una vez, aunque imaginaba que un grito de esa chica se oiría hasta China; Eliza sentía algo de pena, la pobrecita no parecía caer en cuanta de lo desagradable que pensaban los demás que era, nunca iba a conseguir compañeros; y Dominic pensaba que era adorable, quería agarrarle los cachetes y abrazarla.
—Bien, Penny, eso ha sido todo. Mañana te llamaré si es que decidimos que te quedes —le dijo Eliza cuando terminó las preguntas.
—Muy bien.
Penny se levantó de su asiento, se despidió de todos, y Eliza la llevó hasta la puerta.
El primero en hablar cuando Penny se había ido, fue Ackerley:
—No.
—¿Cómo qué no? —le preguntó Dominic—. ¿No viste lo adorable que era?
—¿Adorable? —preguntó Amelie—. Debe ser el chiste de su carrera... si no es que universidad completa.
Eliza miró a los mellizos furiosa y se cruzó de brazos.
—Se quedará —dijo, de pronto, Eliza.
Los mellizos la miraron aterrados.
—¿Qué? —preguntaron al unísono.
—Tienen que aprender a ser más tolerantes y a no juzgar así a las personas.
—Suenas cómo mi madre —dijo Amelie.
—Y ustedes como niños de jardín infantil.
Dominic miraba a Eliza enamorado. Le gustaba cuando era seria y mandona.
—La llamaré más tarde, de hecho. Mientras antes venga, mejor.
Ackerley y Amelie se miraron incómodos. Debieron haber mantenido la boca cerrada, después de todo, la dueña de la casa era Eliza.
[...]
Penny se había mudado dos días después, pero no había sido tan terrible como los mellizos habían pensado, de hecho, le daba algo de alegría al ambiente. Debido a que ninguno de los cuatro era tan hablador o simpático, Penny había agregado algo bueno al grupo.
Amelie le estaba enseñando a Penny como jugar League of Leguends en su laptop, cuando Eliza llegó a la casa acompañada de una chica extraña.
—Hola, familia.
Amelie y Penny la miraron con curiosidad. Ambas estaban sentadas en el suelo de la sala, con la laptop en la mesa de centro.
—¿Dónde están Ackerley y Dominic?
—Creo que en sus cuartos.
En ese momento, Dominic bajó las escaleras corriendo.
—Me pareció haber oído la dulce voz de la jefa —bromeó—. ¿Quién es el Hobit? —preguntó, al ver a la extraña.
—¿Cómo me dijiste, desteñido?
La chica extraña pareció bastante molesta con el comentario, por lo que no dudo en devolverle el insulto a Dominic.
—¿Desteñido? ¡Mi pelo es rubio natural!
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La Casa de los Universitarios Locos
HumorJade, una estudiante de enfermería, necesita encontrar un lugar para vivir después de que su familia deba irse de la ciudad en donde ella estudia. Gracias a una prima conoce a Eliza, otra universitaria que tiene una casa que comparte con seis chicos...