Capítulo 9: Trauma

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Mientras Eliza conducía hacia el hospital, Jade estaba con Amelie revisándola. Tenía algo enrojecida en hinchada la zona, pero podía ser mucho peor.

—Bueno, es una reacción modera hasta ahora. Tu pulso está bien... ¿se te hace difícil respirar?

Amelie negó, no sentía otra molestia además del dolor en la parte en que la abeja le había enterrado su aguijón, pero estaba un poco asustada.

—Perfecto, deberías estar feliz.

—¡Me duele!

—Lo sé, pero no es de vida o muerte. Si fuera una reacción grave, lo seria.

Amelie palideció.

—Tranquila, ya estamos llegando —le dijo Eliza.

Todos bajaron al llegar y entraron con Amelie al hospital. Jade corrió hacia la recepción y habló:

—A mi amiga la pico una abeja y está teniendo una reacción alérgica moderada.

—¿Jade? —preguntó una enfermera.

—¡Hola!

La enfermera se acercó a Jade y la saludó amistosamente, luego fue hacia Amelie y miró por encima su piel.

—Bien, vamos corazón.

La enfermera llevó a Amelie detrás de una cortina, mientras los demás se quedaron en la sala de espera.

—Ella fue la enfermera que me guio en mi primera práctica.

—A nadie le importa —dijo Lucy.

Jade frunció el ceño y Penny se acercó a sobarle la espalda como consuelo.

En unos minutos, la enfermera salió con Amelie.

—Bien, en diez días estará como si nada hubiera pasado —informó la enfermera.

—Muchas gracias —agradeció Amelie.

Luego de llenar unos papeles, todos volvieron a la casa tranquilamente, agradeciendo que lo de Amelie no hubiera sido algo grave.

Jade llegó a tirarse en la cama, dispuesta a no levantarse el resto de las vacaciones. Los otros siete la estaban mirando desde el marco de la puerta como si fuera algo interesante.

—¿Pretenden quedarse ahí parados todo el día? —Jade tenía la cabeza hundida en la almohada, pero sentía la presencia de los demás.

—¿Necesitas algo? —preguntó Eliza.

Jade negó, sin despegarse de la almohada.

—Estaré bien.

Eliza asintió, aunque Jade no la veía, y echó a los demás hacía atrás para cerrarle la puerta.

Jade se giró para poder mirar el techo y respirar mejor, ya que estando contra la almohada se le dificultaba. Se sentía muy extraña, jamás había vivido una infidelidad antes y no sabía que hacer para sentirse mejor.

[...]

Era hora de dormir, o al menos de noche, ya que en esa casa se tenían extraños horarios de sueño. Lucy estaba ordenando nuevamente sus películas por orden alfabético cuando sintió a alguien llorar.

«¿No que estaría bien?».

Lucy suspiró, lamentablemente ella compartía parte de una pared con Jade, era la única que compartía algo de pared con ella y, además, sus ventanas estaban muy cerca. Por estas razones, era muy fácil escuchar lo que pasaba en su habitación.

Lucy comenzó a buscar sus audífonos, pero no los hallaba por ningún lado, hasta que levantó la mirada y notó que estaban en la parte más alta del librero.

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora