Capítulo 34: Nuevos Integrantes

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—Ya que son cuatro, deberíamos dividirnos —dijo Eliza—. Haremos parejas y cada uno tendrá un gato.

Penny agarró a Ackerley del brazo y lo mismo hizo Lucy con Javier.

—Bien..., ¿Ame? —preguntó Eliza, mirando a su amiga.

—Claro —accedió ella.

Dominic y Jade se miraron algo incómodos, pero Eliza ignoró eso. En parte, los había dejado a ellos juntos apropósito por el obvio interés que tenían el uno por el otro.

—Ahora, ¿cómo los repartimos?

—Hay que hacer que vengan a nosotros —dijo Penny y todos la miraron con atención—. Ya saben, cada pareja se ubica en un extremo y ponemos los gatos en medio. Llamaremos a los gatos y el primero que vaya con una pareja, pues ellos se lo quedan.

—Es la primera vez que Penny da una buena idea —admitió Lucy, mientras presionaba una compresa fría contra su mejilla.

Eliza y Dominic pusieron los gatos en medio de la sala, mientras los demás se ubicaban en los cuatro extremos. Luego, Eliza y Dominic fueron con sus parejas respectivas y todos comenzaron a llamar a los gatos.

Uno de los pequeños comenzó a caminar hacia Eliza y Amelie. Era un gato negro con patas blancas que parecían botitas. Cuando este llegó con ellas, Ame lo tomó y lo levantó.

—Botitas —dijeron al unísono.

Otro de los gatos, uno rayado de color amarillo, comenzó a rascarse la oreja y luego miró a Javier y Lucy. Corrió lo más rápido que sus patitas se lo permitían y comenzó a revolcarse en el suelo frente a Javier.

—¡Sí! —miró a Lucy, quien se quedó pensado.

—¿Qué es? —preguntó ella.

Javier lo levantó y miró entre las patas traseras del gato.

—Creo que niña... ¿Qué tal Julieta?

Lucy asintió convencida.

Los otros dos gatos estaban jugando entre ellos, hasta que uno reaccionó a los llamados agudos de Penny. Era un gato blanco y negro, con más pelos que sus hermanos y corrió hacia Penny y Ackerley.

Dominic y Jade, quienes no se habían esforzado mucho en llamar la atención de los animales, se quedaron con el último gato. Un gato blanco, pero con machas rayadas de color café y negro.

—Se llamará Jin —dijo Penny, refiriéndose a su gato.

Jade y Dominic se miraron. Ninguno había pensado muy bien un nombre para su gata.

—Penny —la llamó Domi—. Dame el nombre de una de tus cantantes chinas.

Penny se quedó pensado.

—¿Sana?... Aunque ella es japone...

—Sana será —la interrumpió Dominic, para evitar que siguiera hablando.

—Mañana iremos al veterinario —dijo Eliza, alzando a su gatito y besándolo—. Y compraremos cosas para que se diviertan.

[...]

Los cuatro gatitos fueron vacunados y desparasitados en el veterinario y luego, todos fueron a comprarles comida y juguetes.

Lo que más le preocupaba a Eliza era que pudieran rasgar las cortinas o los sillones, por lo que compraron rascadores de distintos tamaños para poner en la sala.

—¿Quién diría que esta casa se volvería un refugio de animales? —preguntó Lucy.

—Solo son cuatro gatos, Lucy —le dijo Ame—. No son cuarenta.

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora