Jade estaba sentada en el piso de la sala, acariciando a Sana, esperando a que los baños de la casa se desocuparan y así poder asearse. Sana se revolcaba en el piso a su lado, pidiendo más caricias.
Dominic se acercó a ella y se sentó a su lado.
—Gracias por ayudarnos —le dijo.
—No lo hubiera hecho sin Tiare o Chad...
—Le diste un buen golpe a Larry, más certero de los que yo le di —Dominic sonrió y Jade hizo lo mismo.
—Hay algo que no pude explicar —Dominic la miró con atención—. Yo no me quería ir de aquí.
—¿Y la hoja con...?
—Solo estaba entre mis cosas —lo interrumpió Jade—. Mis antiguos amigos me la dieron y yo la metí entre mis cosas, pero me iba a deshacer de ella.
Dominic se sintió algo culpable, él no había dejado que Jade le explicara en un principio. Al igual que ella, había actuado guiado por sus sentimientos y su corazón roto.
—¿Por qué te fuiste entonces?
Jade pegó sus piernas a su pecho y las abrazó.
—Estaba molesta.
—¿Por qué?
—L-la... —Jade sintió la vergüenza llenar su ser—. L-la chica que estaba contigo ese día...
Dominic recordó lo que había pasado ese día y entonces, su hermana vino a su cabeza.
—¿Anna? —preguntó.
Jade asintió insegura.
—Supongo que era ella.
—¿Mi hermana? —Jade palideció y Dominic debió aguantar la risa—. No me sorprende que no notaras nuestro parecido, ya que, cuando llegaste no te diste cuenta de que Ack y Ame eran mellizos... siendo que ellos son copias versión masculina y femenina.
Jade se sintió realmente estúpida.
—Oh, por Dios —susurró.
—¿Qué?
—Soy una idiota —Jade agarró su cabeza y comenzó a patalear.
Dominic soltó una risita.
—No eres una idiota, solo fue un error.
—Y ahora por eso jamás volveré a vivir aquí —susurró.
Dominic se sintió mal. Él extrañaba a Jade, todos ahí lo hacían, y no quería ver a Jade así de triste.
—Espérame un momento.
Dominic se levantó del suelo y fue al segundo piso para tocar la puerta de Eliza.
Eliza había sido la primera en ducharse, por lo que abrió la puerta mientras se secaba su rojizo cabello con una toalla.
—Ni se te ocurra tocarme —advirtió, ya que, Dominic seguía manchado con pintura.
—Tranquila, vengo a preguntarte algo puntual.
—Adelante.
—¿Dejarías que Jade volviera? —preguntó con algo de nerviosismo.
Si Eliza seguía muy molesta con Jade, entonces no podría lograr nada. Ella era la dueña de la casa y la que, al fin y al cabo, tenía la última palabra.
Eliza pareció pensarlo un momento.
—¿Dónde está ella? —preguntó, demasiado seria para el gusto de Dominic.
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La Casa de los Universitarios Locos
HumorJade, una estudiante de enfermería, necesita encontrar un lugar para vivir después de que su familia deba irse de la ciudad en donde ella estudia. Gracias a una prima conoce a Eliza, otra universitaria que tiene una casa que comparte con seis chicos...