Capítulo 38: Guerra de Pintura

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—Es Larry —susurró Eliza.

Javier intentó voltear para ver al chico, pero Eliza se lo impidió.

—No seas tan obvio.

—¿Qué hacemos ahora?

—Solo... —Eliza suspiró—. Solo ignorémoslo.

Eliza siguió bailando con Javier, quitando la mirada del lugar donde estaba Larry. En realidad, ignorar la presencia de Larry se le hacía bastante difícil, pero tenía que intentarlo.

Los demás también notaron la presencia del chico luego de unos minutos y Dominic, en especial, no se veía para nada feliz. Comenzaba a sentir la ira subir a su cabeza con solo recordar lo que le había hecho ese sujeto a Eliza, a su querida Eliza.

—Repito: debimos quedarnos en la casa —dijo Ackerley.

—Solo es un tipo desagradable —dijo Lucy—. No podemos vivir evitando toparnos con él.

Decidieron ignorar la presencia de Larry y siguieron bebiendo.

No mucho tiempo después, todos, menos Ackerley, estaban divirtiéndose. Aún no estaban ebrios, ya que, ninguno tenía la costumbre de embriagarse por completo, pero si estaban sufriendo algunos efectos del alcohol en su sangre.

Penny estaba en un pequeño círculo formado por sus compañeros, conversando de temas de su interés.

—No puedes decir que Twice es mejor que BlackPink —dijo una chica.

—Claro que puedo. ¿Cuántas canciones tiene BlackPink? ¿Diez? —preguntó un chico.

Penny rodó los ojos.

—Todas son geniales.

—No más que Red Velvet —se metió otra chica.

Penny estaba a punto de refutar lo que había dicho su compañera, pero vio algo que le llamó la atención.

Por la puerta principal pasaron Brian y sus amigos con los que vivía detrás de la casa de los universitarios locos.

Penny sintió nerviosismo. Esos chicos no le agradaban para nada y tampoco a sus amigos, ¿qué hacían ahí? Suponía que habían ido con el integrante de se grupo que estudiaba en el campus en el que estudiaba Penny, ya que la mayoría de los invitados eran de ahí.

—Discúlpenme un momento —Penny salió del círculo y comenzó a seguir sigilosamente a Brian y los demás, con la intención de descubrir lo que hacían.

Todos fueron a la sala, sin notar que Penny iba detrás de ellos.

Brian sonrió al ver a Eliza y susurró algo a sus compañeros. Penny no pudo oír lo que dijo, pero imaginaba que no era nada bueno. Ella sabía que todos tenían algo particular contra Eliza, quizás porque ella era la que más sabía defenderse de sus comentarios y eso no les gustaba.

De pronto, Larry se subió sobre la mesa donde estaban las botellas y vasos, y comenzó a llamar la atención de los presentes.

—¡Atención, por favor!

Eliza lo miró algo confundida. Claramente, eso no le daba una buena sensación.

—Yo sé que a muchos aquí conocen a Eliza Williams y a sus amiguitos fenómenos...

Eliza no lo pensó dos veces y tomó de la mano a Javier para ir hacia la puerta de salida, pero Brian y sus amigos se pusieron enfrente para impedir que se movieran.

—No huyan, no sean cobardes —les dijo Larry—. Hoy nos divertiremos con ustedes.

Distintas personas comenzaron a agarrar a los integrantes de la casa para inmovilizarlos, excepto a Penny, quien alcanzó a correr a encerrarse en el baño del primer piso de la casa.

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora