Capítulo 1: La llegada

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Jade estaba sentada en una banca de un parque esperando a la chica que la llevaría a su nuevo hogar. Estaba un poco nerviosa, ya que no conocía a los chicos con los que viviría, solo sabía que eran estudiantes universitarios igual que ella, lo que no era mucha información.

Jade estaba buscando como loca un cuarto para arrendar en la ciudad en que vivía. En ese momento vivía con sus padres y hermano pequeño, pero su padre había recibido una buena oferta de trabajo que no podía rechazar y Jade no pretendía irse a otra ciudad o perdería la beca que tanto le había logrado conseguir en su universidad.

—¿Encontraste algo, bebé? —le preguntó su madre mientras ponía la mesa con su hermano—. Quiero que encuentres algo antes de irnos, por si no te acomodas.

—En eso estoy, mamá. Todo es tan caro o sospechoso —comentó.

Todo salía un dinero excesivo para el lugar miserable que era y no quería compartir departamento con un hombre soltero de cuarenta años.

—Deben haber otros estudiantes aquí que busquen un compañero, ya encontraras algo.

En ese momento, la puerta de la casa se abrió y el padre de Jade entró junto con sus primos y tíos.

Jade dejó la laptop de lado por un momento para saludar a su familia, con quienes solían comer cada dos domingos. Después de saludar a todos, su prima mayor se le acercó.

—¿Que haces, piedrita preciosa? —su familia solía bromear con ese apodo, ya que su nombre era en honor a la piedra preciosa llamada jade.

—Necesito buscar un lugar donde vivir antes de que mis padres se vayan, pero nada aún... —respondió volviendo a sentarse en el suelo frente a la laptop.

Hubo un silencio de unos segundos.

—Yo tengo una conocida universitaria... bueno, es conocida de una amiga, estudian en la misma universidad, pero fui una vez a la casa en que vive —explicó—. Viven como cinco universitarios ahí... quizás tengan un lugar y así estarías con los tuyos.

A Jade le brillaron los ojos, llenos de ilusión. Hasta ese momento, eso sonaba como la mejor opción de todas.

—¿Podrías preguntar hoy?

—Claro.

Jade revisó la foto de la chica que iría a recogerla una vez más, la cual había sacado de Instagram. Lamentablemente, su prima no podía acompañarla, tenía cosas que hacer, pero ella ya era una adulta, una adulta segura, madura y valiente.

De pronto, un abejorro se posó en su vestido floreado, probablemente atraído por los falsos pétalos.

—¡Ay! —chilló Jade asustada.

Se paró de la banca de golpe y comenzó a dar saltitos en círculo mientras agitaba las manos con desesperación, intentado espantar al insecto.

—¿Necesitas ayuda? —una voz femenina hizo que Jade se detuviera.

Al principio pensó: Es una extraña, no la volveré a ver en mi vida. No podía estar más equivocada, la cara de la chica era la misma de la de la foto en su celular.

—Oh, tú eres Jade —dijo la extraña.

—H-hola —saludó sonrojada a la chica—. Sí, soy yo.

—Yo soy Eliza —se acercó a Jade para darle un apretón de manos—. Un gusto conocerte... pero ¿qué te había sucedido?

Eliza la miraba con bastante intriga.

—U-un abejorro... les tengo miedo —explicó.

—Es época de abejorros y abejas. Lo siento por ti —se lamentó—. Te llevaré a nuestra humilde morada, ¿te ayudó con tus cosas?

La Casa de los Universitarios LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora