Capítulo 1

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Las cosas no eran como se suponía debían ser. No era una chica normal con una vida normal. Hermione Granger era una bruja, lo supo desde que tenía once años y lo amaba, pero a veces solo quería sentirse como una joven normal. Siendo la mejor amiga de Harry Potter aquello resultaba casi imposible. Y estar en Hogwarts parecía no ayudar.

Como había predicho, los períodos libres de sexto año no eran las horas de maravillosa relajación. No solo estudiaban como si tuviesen exámenes a diario, sino que las clases se habían hecho más exigentes. Hermione tuvo que pedirle a la profesora McGonagall que repitiera las instrucciones una o dos veces.

Los hechizos no-verbales eran ahora exigidos, no sólo en Defensa Contra las Artes Oscuras, sino también en Encantamientos y Transformaciones. Hermione miraba a sus compañeros de clase frecuentemente en la sala común o en las comidas esforzándose en hacer que los hechizos funcionasen sin decir el encantamiento en voz alta.

Era un alivio ir fuera y adentrarse en los invernaderos. Estaban tratando con las plantas más peligrosas en Herbología, pero al menos tenían permitido lanzar juramentos en voz alta si la Tentácula Venenosa los agarraba inesperadamente por detrás. Uno de los resultados de la enorme carga de trabajo y las frenéticas horas de practicar los hechizos no-verbales fue que Hermione y sus amigos estaban lejos de encontrar tiempo para visitar a Hagrid. Él había dejado de ir a la mesa de profesores, una muy mala señal.

—Tenemos que ir con Hagrid —dijo Hermione, mirando a la enorme silla vacía durante el desayuno.

—Tenemos las pruebas de Quidditch —apuntó Ron —. Y se supone que tendríamos que estar practicando el hechizo Aguamenti para Flitwick. De todas formas, ¿Para qué? ¿Cómo vamos a decirle que odiábamos su estúpida asignatura?

— ¡No la odiábamos! —recriminó Hermione.

Ron siempre lograba exasperarla.

—Habla por ti misma, yo no he olvidado todavía a los Escregutos de cola explosiva, nos hemos escapado por poco. Tú no lo tuviste que oír hablar sin parar de su estúpido hermano, hubiésemos estado enseñándole a Grawp cómo atarse los cordones de los zapatos si nos hubiésemos quedado.

—Eres tan absurdo —aseguró Hermione disgustada —. Odio no poder hablar con Hagrid.

—Iremos después de Quidditch —propuso Harry.

Hermione agradeció la intervención de su amigo. Harry el héroe que siempre la salvaba de hechizar a ese pelirrojo, él también echaba de menos a Hagrid.

—Las pruebas pueden durar toda la mañana, se ha presentado mucha gente —. Él se sentía ligeramente nervioso al enfrentarse con el primer obstáculo de su capitanía. —No sé por qué el equipo se hizo tan popular de repente.

—Oh, vamos, Harry —dijo Hermione repentinamente impaciente, Harry no había notado lo obvio —. No es el Quidditch, ¡Eres tú! Nunca has sido tan interesante y francamente, más fascinante.

Ron se atragantó con un gran pedazo de arenque ahumado. Hermione le dirigió una mirada de desdén antes de voltearse nuevamente hacia Harry.

—Todos saben ahora que has estado diciendo la verdad, ¿O no? Todo el mundo mágico ha tenido que admitir que tenías razón acerca de la vuelta de Voldemort y que realmente has luchado con él dos veces en los dos últimos años y que en las dos ocasiones escapaste. Y ahora te llaman "El Elegido". Bueno, vamos, ¿no puedes ver por qué la gente está fascinada contigo?

Las palabras de la castaña sonaban tan profundas y Harry sinceramente se sentía alagado.

De repente en el Gran Comedor hacía mucho calor, a pesar de que el techo se veía frío y lluvioso. Hermione movió nerviosamente los pies, con Harry podía ser sincera sin terminar siendo una burla como con Ron u otros de sus compañeros. Cuando tenia algo que decir, era escuchada, eso le encantaba de su amigo pelinegro.

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora