Capítulo 6

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Harry se preguntaba si Dumbledore volvería de donde fuera que estuviese para su lección. Y así fue, allí se encontraba Dumbledore, se veía inusualmente cansado, su mano quemada y negra, pero sonrió cuando le indicó a Harry que se sentara. El Pensadero estaba sobre el escritorio nuevamente, despidiendo haces de luz plateada hacia el techo.

Dumbledore saludo a Harry, él se enteró del accidente de Katie, le contó a Harry que ella seguía bastante mal, aunque relativamente fue afortunada, al parecer tocó el collar con la menor cantidad de piel posible, había un pequeño agujero en su guante. Si se lo hubiese puesto, si lo hubiese tomado con su mano sin guante, hubiese muerto instantáneamente.

Afortunadamente, el profesor Snape fue capaz de hacer lo suficiente para impedir que la maldición se propagara rápidamente. Harry preguntó ¿Por qué él y no Madam Pomfrey? Dumbledore le respondió calmamente que el profesor Snape sabía mucho más sobre las artes oscuras que Madam Pomfrey. Pese a la insistencia de Harry, Dumbledore no mencionó dónde estuvo el fin de semana. Solo extrajo una botella fresca de memorias plateadas de su túnica.

—Señor — ¿Le dijo la Profesora McGonagall lo que le conté luego de que Katie fuese atacada?

—Me habló de tus sospechas sobre Draco Malfoy —dijo Dumbledore —. Deberé tomar todas las medidas para investigar a cualquiera que haya estado involucrado en el accidente de Katie. Pero lo que me preocupa ahora, Harry, es nuestra lección.

Harry observó a Dumbledore echar las memorias frescas en el Pensadero y mover la vasija de piedra en círculos una vez más entre sus manos. Habían dejado la historia de los comienzos de Lord Voldemort en el punto en que el apuesto Muggle Tom Riddle abandonó a su esposa hechicera Merope, y había vuelto a la casa de su familia en Little Hangleton. Merope se quedó sola en Londres, esperando al bebé que algún día se convertiría en Lord Voldemort. Hizo girar el contenido del Pensadero. De la girante masa plateada se levantó un hombrecillo girando dentro del Pensadero, plateado como un fantasma, pero mucho más sólido.

Entonces apareció una parte de la historia tan importante como cada acontecimiento que rodeaba a Lord Voldemort. Casi al final de su embarazo Merope estaba sola en Londres con una gran necesidad de oro, lo suficientemente desesperada para vender su única y más valiosa posesión, el guardapelo que formaba parte de la herencia de su familia. Caractacus Burke adquirió la reliquia de Slytherin, vendido miserablemente por 10 galeones, el hombre no era famoso por su generosidad. Cuando su marido la abandonó, Merope dejó de usar magia, Merope se negó a levantar su varita, incluso para salvar su propia vida. Ella no quiso permanecer con vida ni siquiera por su hijo.

— ¿A dónde vamos? —preguntó Harry, mientras Dumbledore se reunía con él frente al escritorio.

—Esta vez, vamos a entrar a mi memoria —dijo Dumbledore. —Creo que la encontrarás exacta y rica en detalles. Después de ti Harry...

Harry se dobló sobre el Pensadero, su cara tocó la fría superficie de memorias y luego se encontró cayendo en la oscuridad nuevamente. Segundos después, sus pies tocaron tierra, abrió los ojos y descubrió que él y Dumbledore estaban en medio de una concurrida y antigua calle londinense.

—Ahí estoy.

Este joven Albus Dumbledore tenía cabello y barba castaños. Ya de su lado de la calle, empezó a caminar velozmente sobre el pavimento, atrayendo algunas miradas curiosas debido a su llamativo traje de terciopelo violeta oscuro. Dumbledore casi rio mientras perseguían a su joven ser a corta distancia; finalmente pasaron a través de un par puertas de hierro que daban a un patio desnudo, al frente del cual había un edifico cuadrado y bastante sombrío, rodeado de altas cercas. Subió algunos escalones hacia la puerta principal y llamó una vez. Luego de un momento, atendió la puerta una niña bastante sucia que usaba un delantal.

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora