Capítulo 45

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Harry se inclinó hasta el suelo buscando su varita, deseando poder continuar la caza, pero incluso mientras sus dedos rebuscaban en la hierba, descartando ramitas, ya sabía que era demasiado tarde. Cuando consiguió localizar su varita, estaba seguro de ello. Se volvió y sólo fue capaz de ver al hipogrifo que volaba en círculo alrededor de las puertas. Snape había conseguido desaparecerse justo más allá de los límites de la escuela.

—Hagrid —musitó Harry todavía aturdido, mirando a su alrededor. —¿HAGRID?

Se tambaleó hacia la casa en llamas y entonces una enorme figura emergió del fuego llevando a Fang sobre su espalda. Con un sollozo de agradecimiento Harry cayó de rodillas. Todo su cuerpo temblaba, cada centímetro padecía y respiraba entrecortadamente y lleno de dolor.

—¿Estás bien, Harry? ¿Estás bien? Háblame, Harry...

La cara ancha y peluda de Hagrid se movía sobre Harry ocultando las estrellas. Harry podía oler madera quemada y pelo de perro. Extendió una mano y sintió el cuerpo de Fang, reconfortantemente cálido y vivo, estremeciéndose a su lado.

—Estoy bien — jadeó Harry —¿Y tú?

—Por supuesto. Se necesita más para acabar conmigo.

Hagrid puso sus manos bajo los brazos de Harry y le incorporó con tal fuerza que los pies de Harry perdieron momentáneamente el contacto con el suelo, antes de que Hagrid lo posara de nuevo. Podía ver un hilillo de sangre que se deslizaba por la mejilla de Hagrid, surgía de un corte profundo que tenía bajo un ojo que se estaba hinchando rápidamente.

—Deberíamos lanzar a tu casa el hechizo 'Aguamenti'.

—Sabía que era algo así —murmuró Hagrid, alzando un paraguas rosa floreado, amenazador y dijo 'Aguamenti'.

Un chorro de agua voló desde la punta del paraguas. Harry levantó el brazo de la varita, que pesaba como el plomo y murmuró también 'Aguamenti'. Juntos, Hagrid y él vertieron agua sobre la casa hasta que se extinguió la última llama.

—No está tan mal —dijo Hagrid, lleno de esperanza, unos minutos después, mirando las humeantes ruinas. —Nada que Dumbledore sea incapaz de arreglar.

Harry sintió un quemante dolor en el vientre al oír el nombre. Rodeado de silencio y quietud, sintió la angustia creciente en su interior.

—Hagrid...

—Estaba vendando las patas de un par de bowtruckles cuando los oí acercarse —dijo Hagrid tristemente, aun mirando su ruinosa cabaña. —Se chamuscaron completamente, pobres bichitos...

–Hagrid...

–Pero, ¿qué ocurrió Harry? Sólo pude ver mortífagos que salían corriendo del castillo, pero ¿qué demonios hacía Snape yendo con ellos? ¿Dónde ha ido, les perseguía?

–Él ha...

Harry aclaró su garganta, estaba reseca del pánico y el humo.

—Hagrid, Snape ha asesinado a...

—¿Asesinado? —gritó Hagrid mirando directamente a Harry. —¿Que Snape ha matado a alguien? ¿Qué dices, Harry?

—A Dumbledore —respondió Harry. —Snape ha asesinado... a Dumbledore.

—¿Qué... qué dices que ha pasado con Dumbledore, Harry?

—Está muerto. Lo ha matado Snape.

—No digas eso —dijo Hagrid ásperamente. —¡Snape asesinar a Dumbledore...! No digas estupideces Harry. ¿Por qué dices eso?

—He visto cómo ocurría...

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora