Capítulo 20

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Harry se dobló en el puesto, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Aunque no fue el único. De pronto todo el Hall estaba lleno de personas tambaleantes, Neville estaba tirado de espaldas, Ernie Macmillan, por otro lado, había hecho algo como una pirueta gimnástica hacia el aro y lucía momentáneamente conmocionado hasta que se dio cuenta que Dean Thomas estaba riéndose a carcajadas de él.

—No se preocupen, no se preocupen —dijo secamente Twycross, quien no parecía esperar algo mejor—. Ajusten sus aros como antes, y de vuelta a sus posiciones iniciales.

El segundo intento no fue mejor que el primero. El tercero fue igual de malo. Hasta que pasó algo interesante. Hubo un horrible grito de dolor y todos miraron alrededor para ver a Susan Bones de Hufflepuff, tambaleándose en el aro con la pierna izquierda parada cinco metros detrás, en donde había comenzado.

Los jefes de casa llegaron a ella, se escuchó un "bang" fuerte y se liberó un humo morado que se disipó para mostrar a Susan sollozando, unida nuevamente con su pierna y luciendo horrorizada.

—La "escisión" o la separación casual de alguna parte del cuerpo —dijo Wilkie Twycross de forma aburrida — sucede cuando la mente no está suficientemente determinada. Se deben concentrar siempre en su destino y moverse sin apresurarse, pero con decisión... así.

Twycross dio un paso adelante, se giró graciosamente en su puesto con los brazos estirados y desapareció en un remolino de la túnica, reapareciendo en la parte de atrás del Gran Salón.

—Recuerden las tres D's —dijo —e intenten de nuevo...uno...dos...tres.

Una hora después, la escisión de Susana era lo más importante que había pasado. Twycross no parecía desesperanzado. Afirmándose el abrigo al cuello, dijo simplemente:

—Nos veremos el próximo sábado, chicos, y recuerden: "Destino. Determinación. Decisión"

Con un movimiento de su varita desvaneció lo aros y caminó hacia el Vestíbulo acompañado de la Profesora McGonagall. De inmediato comenzaron a charlar y a caminar hacia sus salas comunes.

—¿Cómo lo hiciste? —Preguntó Ron, apurándose hacia Harry —. Yo creo que sentí algo la última vez que lo intenté, una especie de zumbido en mis pies.

—Supongo que tus zapatos son muy pequeñas, Won-Won —dijo una voz detrás de ellos y apareció Hermione acechándolos y sonriente.

—No sentí nada —dijo Harry, ignorando la interrupción, cada vez que interactuaban sus amigos con tanto cariño le dolía el estómago —. Pero eso no me importa.

—¿Cómo que no te importa? ¿No quieres aprender a Aparecerte? —dijo Ron incrédulamente.

—No me preocupa mucho, en verdad, prefiero volar —dijo Harry, mirando de soslayo sobre su hombro para comprobar si Hermione se alejaba, y apurando el paso mientras la dejaban rezagada y pasaban al Vestíbulo. — Por favor, apuremos el paso que necesito decirte algo...

Perplejo, Ron corrió detrás de Harry de vuelta a la Torre Gryffindor. Fueron detenidos por Peeves, que había trancado una puerta en el cuarto piso y no dejaba pasar a nadie a menos que prendieran fuego a sus pantalones, pero Harry y Ron se dieron la vuelta y tomaron un atajo seguro. Dentro de cinco minutos, ya estaban pasando por el retrato de la Dama Gorda.

—¿Me vas a decir ahora lo que estamos haciendo? —preguntó Ron jadeando.

—Por aquí —dijo Harry, cruzando la sala común y conduciéndolo hacia las escaleras de los chicos.

El dormitorio estaba vacío, como Harry había supuesto. Se lanzó hacia su baúl y comenzó a revolverlo, mientras Ron lo miraba impacientemente.

—Harry...

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora