7

7.8K 360 4
                                    

Camino a pasos largos y rápidos pero siento una mano en mi hombro y giro bruscamente golpeando a alguien en el estómago.

— ¡Gracias! —Se queja... ¿Donny?

Abro los ojos. — ¿Donny?

Se dobla un poco por el dolor. — ¿Dónde aprendiste a golpear así?

— ¡Lo lamento! —Digo cubriéndome el rostro con una mano—. No quería golpearte.

—No te preocupes.

—Espera. —Me cruzo de brazos—. En realidad si quería golpearte.

— ¿De verdad? —Me pregunta confundido y recostándose en un muro.

—Si, ¿Quién te crees para asustarme?

Rueda los ojos. —Te vi, estás sola y no deberías.

Cierro los ojos para descansarlos un poco y luego los abro. — ¿Dónde estamos?

—Estamos a unas casas de mi hogar.

Asiento. —Bien por ti, mal por mí.

Froto mis manos por el viento y el frio. La ropa que llevo no es suficiente contra el viento de la noche.

Donny ve mis manos pero no dice o hace nada.

Por un segundo esperé que me diera su chaqueta o que intentara calentar mis manos pero claro, esta es la vida real y no una película.

— ¿Tienes frio? —Pregunta lo obvio.

Niego con el rostro. —Solo quiero ir a casa.

Se rasca la nuca. — ¿Puedo acompañarte?

—No sé donde vivo.

Me ve confundido y me doy cuenta que no me di a entender bien. —No hablo de no saber la dirección de donde vivo, hablo de estar perdida en medio de la noche.

—No estás perdida, estoy contigo.

Nos observamos por un momento y luego frunzo el ceño. —Donny, no tengo idea que quisiste decir

Coloca su mano en mi hombro. —No estas perdida porque te llevaré a donde debas ir.

Entrecierro los ojos. —Sigo sin entender tus metáforas.

Se golpea la frente con la palma de su mano. —Diana, no son metáforas.

Me encojo de hombros. —¿Me ayudarás o dejarás que me vaya?

Rueda los ojos y me toma una mano. Ese gesto me toma por sorpresa y hace que mi corazón se agite. Gracias a Dios está oscuro y no verá mi rostro ruborizándose.

— ¿Por qué me tomas la mano? —Pregunto nerviosa.

Ve nuestras manos entrelazadas y comenzamos a caminar calle abajo.

—Y no sé a dónde me llevas. —Expreso—. ¿A dónde me llevas si no te he dado mi dirección?

—Haces muchas preguntas.

—No me das ninguna respuesta. —Replico de vuelta.

Seguimos caminando y es gracioso como hace unos diez minutos sentía estar en una película de miedo y ahora siento estar en alguna comedia de romance.

Diana, ¿Qué pasa? Tú no piensas esas cosas.

Tú no piensas en el amor.

Sin embargo, me gusta la sensación de sostener la mano de alguien. Veo nuestras manos como se mecen mientras caminamos y luego veo el perfil de Donny. Todo se siente muy... seguro.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora