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Estaba totalmente emocionada por ver a Donny, quería ver su estúpida sonrisa de lado y enamorarme increíblemente más de él.

Pero ahí estaba Rilley.

—Diana. —Dijo fulminándome con la mirada.

— ¿Qué?

—Te fuiste. —Estaba mascando goma de mascar, abriendo la boca. Asqueroso.

—Sí, lo hice. No quería tener relaciones con un asqueroso como tú. ¿Cuál es tu problema? ¡Eres un falso! Eso es lo que eres.

— ¿Esto es por Donny?

—No. Esto es por mi hermano, el que sueles golpear.

—Tu hermano es un idiota, lo sabes ¿no?

Diana, tienes que controlarte. Golpearlo directo en el estómago puede causarte problemas en  la escuela.

—Y tú eres un niño mimado que cree que es el rey de todos. Eres patético.

—Bien, haremos algo. Olvidamos lo que pasó y volvemos a salir.

— ¿Crees que quiero salir contigo?

—Creo que quieres algo más pero solo estás jugando para que te ruegue.

Contrólate.

—Alucinas, Rilley. No hay nada que tu tengas que yo quiera.

—Algo dentro de mis pantalones no piensa lo mismo.

—Ahora sé dónde está tu cerebro.

—Vamos, no te molestes. Sabes que lo quieres. —Dijo señalando a su pantalón.

—Lo único que quiero. —Dije acercándome más a el—. Es golpearlo de nuevo.

Por un momento se me ocurrió golpearlo de nuevo. Pero me guardare todo esto para la próxima vez que se meta conmigo o con alguien que yo quiera. No creo completamente en el karma pero sé que afuera, en el mundo real, lejos del estúpido reinado de Rilley, hay personas que no toleraran esas actitudes egocéntricas.

Después de eso me encontré a Jessica en el baño de chicas. Ella estaba peinando su cabello y me sonrió cuando me vio. Seguro no se enteró de todo el drama.

—Hola Diana.

Me llamó Diana.

—Hola Jessica. —Me acerqué al lavamanos y tomé una toalla de papel.

—Diana, hay algo que necesito que sepas.

—Dime.

—El baile, no estaba ahí. —No tengo idea a donde se dirige esta conversación pero yo únicamente vine para limpiar una herida que me hice con una hoja de papel—. Yo escuché a Melinda decirte su venganza contra mí.

Oh.

—Yo no tengo nada contra ti Diana, creo que siempre fuiste demasiada buena para Melinda. Ella es... no es buena.

—Jessica, sé que debí decirte pero no sabía cómo.

— ¡No! Está bien, mira. Me salvaste de darle mi virginidad a un tipo que ni siquiera se su segundo nombre.

— ¿Cómo sabias lo de Melinda?

Se encogió de hombros. —Las escuche hablar mientras me probaba ese horrible vestido verde en la tienda del centro comercial.

—Bueno, supongo que estoy feliz por ti.

—Gracias y ¿sabes? Todo esto es tan raro. Esa noche lloré por escuchar el horrible plan de Melinda pero mi madre me escuchó y hablamos toda la noche. Me he dado cuenta que la vida tiene otros contrastes. Estoy cambiando.

Sonreí. —Eso es genial.

—Sí, bueno. Seguramente no almorzare más con Melinda y Rilley y ¡Oh! ¿Rilley te ha hecho algo?

— ¿Algo?

—Rilley siempre decía que te iba a... bueno, iba a tener sexo contigo pero de formas más fuertes, formas sucias y lo hacía cuando no estabas. Lamento no decírtelo.

Quería golpearme la cabeza contra el muro. ¿Por qué me fijé en Rilley?

—Estoy bien, Jessica. Gracias.

—Melinda puede ser cruel a veces así que si te necesitas mi ayuda, estoy aquí para ti. Es asombrosa tu personalidad. Nunca me juzgaste y estoy segura que con Melinda tratabas de no pensar nada malo de ella. No puedo creer que tan ciega estaba, siempre actuando perfecta y falsa para agradarle a Melinda.

—Jessica, no necesitas a Melinda.

—Lo sé, de todas maneras no estoy sola en esta escuela. Tengo una prima, se llama Rose. Siempre puedo contar con ella.

— ¿Rose? ¿Novia de Matt?

Asintió. —Sí, es genial.

Que pequeño es el mundo. Jessica es prima de Rose.

—Bueno, sé que no nos conocemos muy bien pero si me necesitas, aquí estoy.

—Lo sé ahora, gracias. —Rápidamente me abrazó y salió. 

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora