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Después de terminarnos la pizza, el helado y algunas bebidas que nos trajo mi madre, Matt se levantó del sofá para despedirse.

—Bueno, —Comenzó a decir—. Nos vemos en la escuela.

Suspiré. Sabía que venía después de Matt, más bien, quien.

—Sí, la escuela. Claro.

Matt se acercó a mí. — ¿Estas bien?

Mordí el interior de mis mejillas. —Sí, bien.

—No te creo. —Dijo serio.

—Matt, estoy bien. Enserio no es como si...

Me di cuenta que mentirle era un intento fallido. Nos conocíamos desde hace poco tiempo pero aparentemente su rostro no demostraba que creía mis mentiras.

—Bien, esta es la cuestión. Eddy, ósea mi hermano está en casa de su posible futura novia, ósea Anne, ósea la hermana de Donny. —El rostro de Matt se endureció—. Y mi punto es que ellos posiblemente vendrán a cenar esta noche. En un par de horas.

Apretó sus dientes. —Donny.

Suspiré relajada. —Donny.

— ¿Quieres que me quede?

Moví los brazos de un lado al otro negándome. —Nop, para nada. No quiero que tengas problemas.

—Mmm, —Matt hizo un sonido con su boca mientras pensaba—. ¿Sabe lo del beso? Ya sabes, Don.

—No lo creo, me vio bailar con él pero creo que no vio nada más.

Frotó su cara con sus manos. —Bien, si tienes problemas, llámame.

Lo abracé. —Gracias Matt, eres un gran amigo.

Ambos bajamos juntos las escaleras y lo llevé hasta la puerta y caminamos hacia su auto estacionado enfrente de mi casa.

—Hablo enserio, Diana, llámame si tienes problemas. Mira, sé que no nos conocemos de toda la vida pero no eres como las chicas de la escuela, no eres como las demás y realmente me agradas. Tengo dos hermanas y tú me recuerdas a una de ellas, no dejes que nadie se meta contigo ¿me entiendes? Nadie, ni Donald ni Rilley ni siquiera yo. Aunque estoy seguro que no te dañaría.

Una gran sonrisa se dibujó automáticamente en mi rosto.

— ¡Gracias Matt! Eres un chico increíble. No entiendo cómo puedes estar soltero.

Ambos reímos y después del abrazo, entró a su auto.

 — ¿Quién dijo que estoy soltero, Adams? —Se colocó sus lentes oscuros y me lanzó un beso—. Recuerda que tu mejor amigo no solo tiene contactos, también un cuerpo increíble.

Giré los ojos y le sonreí. —Solo vete, Matt.

— ¿A qué hora vienen? —Pregunté por octava vez.

Mi mamá me observo más tiempo de lo común y las comisuras de sus labios se alzaron. —A ver, Diana. ¿Por qué estás tan nerviosa? Se supone que también son tus amigos.

 —A ver Meredith, —Ese era el nombre de pila de mi madre—. Debes entender que Anne, la chica de Eddy si es mi amiga, su hermano no.

—Entiendo, su hermano es tu chico.

Las mejillas comenzaron a arderme y mis labios se secaron. —No, no es mi chico, no es mi nada. Nada.

Se sentó a mi lado en la mesa. —Bien, relájate. ¿Por qué estas nerviosa, Diana? ¿Acaso el chico te molesta?

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora