Cuando regresamos a casa Benny aún no había llegado, mamá nos dijo que vendría a las cuatro y media. Debíamos prepararle algo de comer o algo así pero Eddy y yo optamos por comprarle unas hamburguesas de su restaurante favorito.
Mientras esperábamos, decidí revisar los viejos casetes de mi padre para buscar algo de música. Donny ama la música de los ochentas y setentas así que veré si hay algo que pueda mostrarle pronto.
Cuando hablamos la noche anterior me habló de las frases de su madre. Es una lástima que no la pueda conocer, ella siempre tenía algo bueno que decir, siempre positiva y fuerte. Así la describió Donny.
También lamento no haber estado ahí cuando ellos perdieron a sus padres, no es como si fuera mi culpa pero cuando llegas a conectarte con una persona de esta manera lo único que deseas es remover todas las heridas y golpes del pasado.
Sé que los errores y los golpes te enseñan muchas cosas pero si de mí dependiera, no dejaría que nada malo le sucediera de nuevo a Donny. Aunque muchos piensen que él es frio y cerrado, ahora me doy cuenta que nunca se tomaron el tiempo de conocerlo.
Nunca han tratado con otra llave, siempre lo han catalogado como el chico malo pero cuando has sufrido tanto, ¿Cómo esperan que sonrías todo el tiempo?
-Me gusta la música, ¿Quién es? -Preguntó alguien en la puerta.
- ¡Ben! -Sonreí y corrí a sus brazos.
- ¡Has crecido! -Aseguró.
-No tanto como tú.
Eddy bajo de su habitación y saludó a Ben. Todos nos sentamos en la mesa y le dimos sus hamburguesas que devoró en segundos.
-Bien. Inventario familiar. ¿Quién está en esta casa?
-Diana y yo. -Confirmó Eddy-. Papá y mamá, obviamente y Adam.
Se dejó caer sobre la mesa. -Adam, el guapo.
-Ese mismo.
-Ese chico necesita engordar de nuevo, es mi competencia. -Reímos recordando cómo era Adam de adolecente. No era feo pero creo que está en sus mejores años.
Mientras seguíamos riendo con la música de fondo y comiendo un poco de nachos con queso y trocitos de tomate, Adam llegó.
Benny se puso de pie y corrió a abrazarlo y besarle la coronilla. Luego comenzaron a empujarse y a reír. Ellos siempre nos han dicho que su relación fue más que hermanos, como mejores amigos. Solían escaparse de casa juntos y comprar dulces a escondidas de mi madre cuando eran niños. Su relación es más estrecha. Como Eddy y yo.
-Benjamin, que lindo es encontrarte aquí. -Adam hizo una reverencia para Benny.
-Adam Adams, el chico leyenda. Sigues horrible.
-Frijol, te he extrañado. -Adam llama a Benny frijol. Es un apodo entre ellos.
-Cosa amarilla, eres mi universo. -Respondió ben. "Cosa amarilla" era su apodo para Adam. No tengo idea porque.
Adam se sentó junto a Benny en la mesa. Eddy y yo estábamos del otro lado. Al vernos todos juntos sonreí. Cuando todos los chicos estamos reunidos, no importa donde, siempre se siente como el hogar. Para mí, finalmente estaba en casa.
Nuestra mesa tiene dos sillas al lado y seis a los costados. Siempre ha sido así. Todos tenemos asientos asignados desde que cada uno de nosotros nació. Y así cuando estamos todos juntos, sabemos dónde sentarnos.
-Esto es raro. -Aseguró Ben-. Vernos aquí, sentados juntos. Es raro.
Quería decirle que no estábamos todos pero eso solo nos llevaría al tema que he evadido toda mi vida. No vale la pena.
-Lo sé, falta el tonto. -Adam señaló una silla vacía.
-Christopher. -Todos lo dijimos al mismo tiempo y reímos.
- ¿Cuándo llega? -Preguntó Ben.
-Miércoles. -Respondí tomando otro nacho con queso.
Los nachos no fueron suficientes y Adam propuso pedir una pizza. A mamá no le agradará mucho la idea pero cuando vea a Benny seguro lo olvidara. Todo esto era como esas películas donde la cámara va alejándose con música de fondo y todos riendo. Así me sentía ahora y me permití asimilar este pequeño momento de felicidad con mis hermanos.
-Falta poco para que seas una mujer. -Benny dijo mientras masticaba su rebanada de pizza con carne.
-Vamos Ben, -Adam me señaló-. Le falta crecer como mínimo veinte centímetros.
- ¡No todos somos altos! ¡Supérenlo! -Negué con la cabeza.
-Como sea, ¿Qué se siente ser la única mujer entre nosotros? -Ben quiso saber mientras se limpiaba con una servilleta de papel.
- ¡Ben! -Adam le llamó la atención-. Deberías respetar a Eddy, Diana no es la única mujer aquí.
Eddy le tiró una pequeña aceituna. -Como digas, chico california.
Me encogí de hombros. -No es tan malo como piensan. Me divierto con ustedes, no me piden prestado mi ropa, no comparto habitación con nadie.
-Suenas tan tú. -Ben comentó-. Por cierto, ¿me prestas tu vestido azul para tu fiesta de cumpleaños?
Eddy se levantó un poco de su silla. -Y creo que tú y Adam deberían compartir habitación.
-Me parece la idea. -Afirmó Adam sonriendo.
Me limité a poner los ojos en blanco. Me puse de pie y dije buenas noches. Aun no era de dormir pero tenía tareas que hacer y alguien a quien pensar.
Ellos siguieron hablando y riendo y eso únicamente provocó nostalgia y alegría. No era justo saber que esta felicidad fuera limitada. Todos en esta familia llevábamos en nuestros corazones una cicatriz imborrable y aunque nos divirtamos y nos sintamos bien, esa herida sigue ahí y hemos aprendido a vivir con ella.

ESTÁS LEYENDO
Antes De Ti
Romansa¿Qué es lo primero que haces al cambiarte a una escuela? Pues te enamoras y según Diana, te enamoras del gemelo de tu nueva amiga. Suena bien pero Donny, pues no está tan de acuerdo con eso del amor. Es guapo pero frío y no tiene ninguna intenci...