Antes De Ti

29

Anne y Donny sonrieron y me voltearon a ver.

— ¿Qué están ocultando? —Pregunté.

— ¿Recuerdas cuando me alegré de que fueras al baile? —Eddy preguntó sonriendo.

—Sí.

—Bien, pensé que Don te había invitado.

— ¿Por qué pensaste eso?

—Porque. —Anne agregó—. Él nos había dicho el lunes, cuando tuve una pequeña hemorragia, que estaba loco por ti.

—Yo no dije eso. —Las mejillas de Donny se sonrojaron.

—Bueno, dijo algo como: "Oye Ed, ¿te molestaría si invito a Diana al baile?, ella es muy linda y bueno, la trataré bien" —Eddy dijo con una voz ronca imitando a Donny.

—Y... siendo yo su hermana gemela, sé que él ha estado loco por ti desde que te vio. No dejaba de hablar de ti.

—Anne. —Advirtió Donny sonriendo.

—"Oh, Anne. Diana se veía tan linda hoy y por lo menos me saludó" —Baje la mirada porque seguramente estaba sonrojada.

—"Anne, Diana es tan linda y es casi imposible que alguien sea tan linda pero ella lo es"

Eddy ríe.

—"Anne, ¿Te imaginas como serian nuestros hijos?"

—Bueno ya mucha información, gracias Lenny.  —Interrumpe Donny pero yo quería seguir escuchando.

— ¿Por qué todos te llaman Lenny? —Pregunté confusa.

—Es mi segundo nombre, Leonor.

Annabethsie Leonor Mudd. Aunque a Anne no le guste tanto, a mí sí.

—Debo felicitarte por golpear a Rilley. —Eddy me alborotó el fleco.

—Eso pasa cuando creces con salvajes. —Bromeé.

—Si claro. Tú eras la pequeña salvaje. La pequeña Diana. ¿Humana o niña de la selva?

Todo reímos. Luego me di cuenta de algo.

— ¿Por qué parece como si todos hubieran estado en una pelea? —Pregunté al ver a Donny y la sangre seca en su rostro y a mi hermano.

—Bueno, cuando Anne y yo vimos como Rilley te alejaba de nosotros pensamos que tal vez solo quería mantener la verdad lejos de ti pero luego no te encontrábamos en ninguna parte del gimnasio, le pregunté a Melinda si sabía dónde estabas y me dijo que ustedes habían salido. Cuando encontré a Rilley él se estaba quejando del dolor y sobándose la barbilla y cuando me vio, me golpeó. Me dijo que todo era mi culpa. Luego le regresé el golpe y corrí a buscarte. Lo obligué a que me dijera dónde estabas pero solo comenzó a reír y dijo que seguro llorando en casa.

La ira se extendió por todo mi cuerpo. Sentía calor en mi rostro y quería golpear a Rilley. Comencé a morder mi labio inferior para controlarme.

—Gracias Andrew.

Anne sonrió. — ¿Lo llamas Andrew? ¡Él no deja que nadie lo llame así!

Él estiró su mano hasta mi rostro y con su pulgar me acarició suavemente la mejilla. —Diana no es nadie. —Me sonrió y yo le sonreí. De nuevo me estaba perdiendo en sus ojos.

—Bien, bien. Mucha miel. —Se quejó Eddy—. Por cierto Diana, Anne y yo estamos juntos.

— ¡¿Qué?!  —Abrí los ojos y sonreí.

—Sí, desde hace una semana. Como sea, iré a dejar a Anne a su casa.

Me puse de pie y los abracé a ambos. —Estoy feliz por ustedes, chicos.

Donny quiso quedarse un poco más para asegurarse que todo estaba bien pero le insistí en que debía ir a descansar. Mamá llegó y me abrazó. No preguntó nada pero sabía que esa era su forma de decirme: todo estará bien.

Adam y papá estaban preocupados por mí pero les prometí que mañana les diría todo. Donny me prometió que mañana vendría a verme y pasaría todo el día conmigo.

Y de nuevo, estaba sola pero esta vez no era soledad lo que sentía. Era paz. Era la sensación de saber que tu vida mejorará. Que tu vida estará bien porque todo se acomodó en su lugar. Nada puede salir mal después de todo porque he entendido a no forzar mi futuro. Cuando Rilley y Melinda dijeron que sería popular si seguía con ellos, todo cambió. Ser popular significaba ser alguien según yo pero ahora entiendo que siempre he sido alguien.

Los errores del pasado se han quedado en el pasado y ellos no definen quien soy. Lo importante es el ahora. El futuro es desconocido pero el presente es un regalo. Tengo amor, tengo una familia, pero lo más importante, tengo un rostro con el cual puedo sonreír.

La vida no podría ser mejor.