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Eran las once de la mañana cuando abrí mis ojos. Tuve una pesadilla con Rilley, soñé que no pude escapar de él y me arrancaba la ropa. Pero gracias al cielo solo fue un horrible sueño.

Necesitaba entender que desde aquí es un nuevo comienzo. Una oportunidad más para hacer las cosas bien. Hay tanto que quisiera cambiar pero por ahora solo me ocuparé de aceptar las lecciones del pasado y seguir adelante.

Revisé mi teléfono y encontré cinco mensajes de texto. Tres de Donny y dos de Anne. Ninguno de Rilley y eso me hace feliz. No quiero volver a escuchar de él de nuevo.

Leí primero los mensajes de Anne.

"Hola Diana, buenas noches. Recuerda que cuentas conmigo siempre"

"Oh, te quiero. Saluda a tu increíble madre y a tu estupendo padre."

Cada día que pasa me asombró más de Anne. Ella está llena de luz y alegría. Literalmente enciende el mundo con su sonrisa.

Luego leí los mensajes de Donny.

"Hola, bueno yo quería decirte que aunque dije que te amo y es verdad, no te presionare con nada. No me beses hasta que estés lista."

"Y no puedo esperar a verte mañana ahora que sabes lo que siento por ti tengo una mejor excusa para pasar tiempo contigo."

"Buenas noches. Realmente te quiero."

Me he quedado sin palabras. Una gran sonrisa está en mi rostro. Donny es increíble y realmente lo quiero también. No lo dejaré ir jamás.

Después de ducharme y vestirme con unos jeans negros y una blusa rosa con mis converse negros, bajé para hablar con mi familia acerca de lo que había pasado ayer.

—Buenos días. —Dije y todos me voltearon a ver. Ellos estaban sentados en la sala de estar. Sus rostros no mostraban más que preocupación pero sé que estaban tratando de ocultarla.

—Buenas noches, diría yo. —Comentó mi padre.

—Sé que hay algo que debo decirles.

Mi madre me hizo una seña para que me sentara a su lado. Estaba en medio de mi madre y mi padre, Adam estaba sentado en unos de esos sofás personales.

—Bueno, es una historia larga.

Mi madre me abrazó con un brazo. —Tenemos mucho tiempo.

—Conocí a Rilley en la fiesta que fuimos con Eddy hace tres semanas. —La fiesta. Sabía que después de todo esto ellos no nos dejaran salir nunca más. Al menos no a mí—. Él aparentemente era muy dulce y todo eso, luego tomábamos el almuerzo juntos y me invitó al baile pero ayer yo... —Tenía que hacerlo. Revivir todo eso era difícil para mí pero estoy con mi familia y sé que no me juzgaran—. Durante el baile caminamos hasta su auto y comenzó a besarme y luego me empujó al auto para...

Mis padres me miraban con atención. Adam respiraba fuertemente. Decirlo no sería fácil porque todos trataron de prevenirlo y reconocerlo enfrente de Adam es un golpe para mi orgullo pero ahora nada de eso debe importarme.

—...Para tener sexo con él pero antes de que hiciera algo lo convencí que haría una llamada telefónica o algo así y cuando estaba afuera del auto, lo pateé y golpeé en la barbilla y bueno, corrí y lloré. Y luego llegué a casa.

— ¿Dónde estaba Eddy? —Preguntó mi padre sin cambiar de expresión.

—En el baile.

— ¿Por qué no te cuidó? ¿Qué diablos le pasa?

—No. No es su culpa. Eddy trató de advertirme de Rilley muchas veces. Enserio, todos lo hicieron pero yo no quería aceptarlo porque era muy duro reconocer que el primer chico que se fijaba en mi era un mentiroso, que realmente nunca se fijó en mí. Nunca le importé.

Adam dejó soltar un gran suspiro. —Si ese tipo Rilley se te vuelve a acercar lo mataré. No me importa. Nadie tiene el derecho de obligarte a hacer algo que tú no quieres. ¿Lo sabes, no?

—Sí, lo sé.

Mamá me abrazó y una lágrima se deslizó por su mejilla. Se lo que estaba pensando. Ella estaba pensando que ha fallado como madre pero no es así. No culparé a nadie más que a mí. Debo ser responsable de mis actos.

—Él no es el primero que se fija en ti. —Aseguró papá.

—Si hablas de aquella vez cuando tenía trece años, eso no fue real.

—No, el chico que vino a comer aquí aquella vez. Con su hermana.

Dios mío, mi padre está hablando de Donny.

—Um, ¿Qué pasa con él?

—La forma en que te miraba, es así como yo solía ver a tu madre.

Triple Oh Dios Mío.

Mi madre y Adam sonrieron. Mi padre también.

—Bueno, eso fue lo que pasó. —Dije desviando la conversación.

—Cariño, todo va a estar bien. —Mamá me besó en la mejilla—. Y luego ese chico Donny llegó a consolarte.

—Bien, ya les dije todo lo que querían. ¿Dónde está mi desayuno?

—Es un buen chico. —Mi padre ignoró mi pregunta y siguió hablando de Donny—. Sabe mucho de muchas cosas.

— ¿Alguien en esta casa me dará alimento?

—Bueno, —Mamá dirigió su mirada al reloj en la pared—. Ya vendrá tu desayuno. Tu padre y yo tenemos que ir por unas cosas al supermercado. Adam, ¿Nos acompañas?

—Claro. —Todos se pusieron de pie y se despidieron.



Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora