6

7.7K 337 11
                                    

Estábamos en casa, han pasado algunos días y no he peleado con Donny de nuevo, las cosas van mejorando.

Veo una marca en el brazo de Eddy y levanto una ceja. — ¿Eddy?

Sin levantar la mirada de su libro, pregunta: — ¿Qué?

— ¿Qué es esa cosa en el brazo?

Eddy levanta un poco su brazo y luego dirige la mirada hacia mi, sin embargo, no dice nada.

— ¿Eddy? —Pregunto insistente.

Rueda los ojos. —Es ese chico de nuevo.

Me pongo de pie y quito el libro de su regazo. — ¿Te están molestando y no haces nada?

Frunce el ceño. — ¿Qué quieres que haga, que lo golpee?

Quería decir que si pero eso no es correcto.

— ¿Ves? —Dice—. Es más complicado de lo que piensas.

—Eddy, tienes que decirle a alguien.

Se pone de pie y suspira. —Escúchame, no es la gran cosa.

—No quiero que te hagan daño.

Mantiene la mirada con la mía. —No lo harán, confía en mí.

—No lo sé.

Eddy toma su libro y sube las escaleras. —Olvídalo, es mejor que no digas nada.

Me siento ofendida. — ¿Me estas amenazando?

Me voltea a ver molesto y desesperado. —No es tu asunto, Diana. No soy un bebé.

Dicho eso, se da la vuelta y se aleja de mí. Nunca habíamos peleado de esta manera. Nunca se había molestado conmigo por preocuparme por él.

De pronto, la casa se siente vacía. Extraño mucho a mis hermanos.

A todos ellos.

Camino hasta la ventana que está a un lado de la puerta principal y veo como una madre lleva a dos niños a su lado. Ellos saltan y juegan y el dolor me golpea de nuevo. No quiero seguir viendo esta escena pero es como una adicción. Ver personas felices.

Ver familias juntas.

Tomo mi chaqueta y mis llaves, abro la puerta y decido ir por un paseo.

Solamente camino y camino y no sé qué tan lejos he llegado pero veo a menos personas con cada paso que doy.

La tarde cada vez más rápido se hace a un lado para darle lugar a la noche y el silencio es el único eco que producen estas calles vacías. Comienzo a sentirme algo incomoda y con algo de miedo pero lo peor que me puede pasar es que me maten.

Esto sonará masoquista o algo extraño pero no le tengo miedo a la muerte, suena increíble algunas veces cuando me repito a mí misma que yo debí morir esa noche.

Luego me recuerdo que si algo me llegara a pasar, mamá y papá sufrirían mucho. No puedo hacerles esto así que no me pondré en ningún riesgo.

Veo un restaurante de hamburguesas al otro lado de la calle y decido cruzar para llegar ahí.

Como costumbre, no volteo para ver si algún carro me atropellará. En realidad, no es que sea suicida, mamá decía que cuando ella era pequeña no había necesidad de hacer eso. Ella con el tiempo adoptó la costumbre de percibir la luz de los autos antes que voltear a ver a los dos lados.

Es lo que hago yo, mi vista periférica siempre ha sido buena.

Creo que lo heredé de ella.

Entré y habían solo algunas personas en el lugar. Me acerqué a la caja registradora y ordené solo una gaseosa. No me preguntaron sabor, así que recibí una de naranja.

No tenía hambre realmente.

Odio como un pensamiento puede arruinar un día completamente normal. Mi única esperanza se encuentra en que a la hora de dormir, me olvidaré de todo esto de nuevo. Mañana pretenderé que su recuerdo nunca volvió.

Después de recibir la gaseosa en un vaso desechable y una pajilla, salgo del lugar y sigo caminando.

Cada vez más todo se vuelve más oscuro y comienzo a sentir una ligera sensación de pánico. No tengo mi teléfono, tengo poco dinero en mi bolsillo, estoy sola y no recuerdo por donde caminé.

Decido que debo intentar regresar a casa así que tomo el camino contrario al restaurante.

Escucho algunos pasos lejanos y volteo. No es como si voltear me salvara de un cuchillo en el estómago pero es lo más razonable que puedo hacer ahora mismo.

Doblo una calle y me encuentro con una sin salida. Al otro lado veo una silueta y busco desesperadamente un rostro de cualquier persona que parezca confiable para preguntar por una dirección o algo.

Veo la silueta de nuevo y se acerca hacia mí.

La única iluminación que hay es un poste de luz y está a unos siete metros de mí. Trato de parecer calmada y confiada pero con cada paso que esa persona da, más ganas de correr me dan.

Debería correr o caminar pero uno de mis defecto es quedarme paralizada en momentos de acción.

Doy la vuelta y comienzo a caminar.

Camino a pasos largos y rápidos pero siento una mano en mi hombro.

Giro bruscamente golpeando a alguien en el estómago.

Oh, no.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora