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- ¿Qué vas a comprar? -Pregunta Anne mientras conducíamos para el centro comercial.

-Aun no lo sé, tal vez un vestido para agradar a mamá.

Anne sonrió aun sin verme. Ella movía su cabeza con el ritmo de una canción que se escuchaba y movía sus dedos sobre el volante, también con ritmo.

-Creo que tu mamá y la mía se llevarían muy bien.

- ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro.

Mordisqueo mi dedo meñique y solté aire. Esta no era una pregunta inteligente pero necesitaba preguntarla. Hay mucho que no entiendo de Donny.

- ¿Por qué tú hablas de tus padres y Donny evita el tema?

-Simple. -Responde deshaciéndose del esmalte rosa de su pulgar con sus dientes-. Mira, mamá siempre fue una mujer muy feliz y nos enseñó a ver el lado positivo de la vida. Yo tomé su consejo pero Donny es más sensible.

- ¿No te duele hablar de tus padres?

-No realmente. Digo, soy realmente afortunada de haberlos conocido todo ese tiempo. Si, éramos pequeños y lloré por todo un año pero luego, me di cuenta que ellos nunca se habían ido, al menos no completamente. Ellos siempre estarán en mi corazón y en la vida en general. Mamá amaba las rosas y los días soleados, eso me recuerda a ella. Papá, en su lugar, le gustaba la comida francesa.

No sé qué decir. Algunas personas, como yo, vivimos encerradas en esa pequeña y oscura miseria de un triste recuerdo que debe ser olvidado. Pero Anne lo ve de otra forma, ella cree en que la muerte no es el fin de tu persona, sigues ahí, en el corazón de tus seres queridos. Nunca lo había pensado de esa manera.

-Sabes, Diana. La muerte es algo complicado y mamá siempre decía que todos perderemos a alguien pero no debemos hacerlo más difícil o triste de lo que ya es. Porque, me di cuenta que yo estoy viva y mi madre aún vive en cada lección que nos enseñó. Esa es mi misión, repartir la alegría de ella con el mundo.

-Eso es muy lindo, Anne. Tus padres estarían orgullosos.

Me sonríe en gesto de agradecimiento pero luego sus ojos se desvían a algún lugar en el horizonte. Su sonrisa va decayendo con lentitud y lo remplaza una mirada que conozco muy bien. La mirada que busca a donde aferrarse para no desviarse hasta aquel sentimiento. La tristeza.

-Donny, es diferente. -Su voz ya no era la misma. Era quebradiza y muy frágil-. No soy la persona correcta para contarte la parte de la historia pero él siempre se ha lamentado de eso. A veces olvida que yo también perdí a mis padres.

-Lo lamento. -Digo. No sé qué más decir.

-Está bien.

La feliz canción sigue sonando pero el ambiente en el auto ha cambiado. Ambas estamos desviando nuestra atención a seguramente los recuerdos más dolorosos de nuestras vidas. Vivir sin alguien que amas es lo peor de la vida, pero vivir sin alguien que tenías la vaga esperanza de conocerlo mejor, es aún peor. Pensamos que la vida es eterna pero reconocemos al mismo tiempo que no viviremos por siempre. Nos hemos olvidado de que tan valioso es el poder respirar. Hemos dado por hecho simples acciones involuntarias como el latir de nuestros frágiles corazones o la circulación de sangre, todo esto nos mantiene con vida. No siempre entendemos que tan importantes son esas acciones hasta el momento en que le ruegas a Dios por un par de latidos más para alguien.

-Me alegra que tú y Eddy estén juntos. -Me obligué a terminar el silencio que había entre nosotras. No es momento de pensar en cosas tristes.

-A mí también. -Parpadea un par de veces y luego sonríe. Estaba de vuelta a la realidad.

-Eddy es molesto pero realmente te quiere. -Sus ojos se iluminaron al pronunciar esta oración.

- ¿Tú crees?

-Sí, estoy segura.

Se cubrió la boca y soltó una pequeña risa. Luego sonrió ampliamente con su mirada sobre la carretera y suspiró. Ese tipo de suspiros que dejas salir cuando estas enamorada.

-Donny está loco por ti.

-Sí, claro.

-No. -Me voltea a ver fugazmente y nuevamente sus ojos se encuentran con el camino-. Hablo enserio. Donny literalmente no deja de hablar de ti y no es como si yo no te conociera, porque somos mejores amigas pero todo el tiempo.

No contesto. Solamente suena mi risa nerviosa.

-Y ustedes no me dejan dormir. Siempre hablando por la noche.

-Lo lamento. Es culpa de Donny.

-Solo bromeo. -Coloca su mano detrás de mi asiento-. Pero ahora Donny es feliz. Mucho. Y te lo agradezco.

Aclaró mi garganta. -No hay nada que agradecer. Él también me hace feliz.

Donny me hace muy, muy feliz. No puedo negar este tipo de conexión y cuando lo veo es como si el mundo fuera en blanco y negro y el tuviera el poder de darle color a mi vida. Su sonrisa, su voz, su todo es mío y no lo quiero perder. La gente no se da cuenta que son tan afortunados con el simple hecho de poder sostenerle la mano a alguien pero yo no quiero ser así. Quiero apreciar cada momento a su lado. Lo necesito como nunca he necesitado nada más en la vida. Y sería erróneo negar que todo esto no tenga un final, pero realmente espero que ese final llegue muy tarde y que se dé cuenta que no vale la pena terminar algo tan lindo como lo nuestro. Que la vida se olvide de nosotros y que nunca nos ponga una conclusión. No quiero dejar de estar enamorada de él.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora