Bruno es un excelente chef y no sé si es que repentinamente me dio hambre o la sopa que ha preparado esta exquisita, pero acabo con el primer plato rápidamente y él se me queda mirando un tanto sorprendido —¿Más? — Me pregunta divertido y asiento.
—Por favor— Le pido y sonríe.
—Menos mal que no tenías hambre eh— Bromea y deposita un tierno beso en mi frente para después levantarse de la cama con mi plato en mano y salir de la habitación.
Lo observo caminando y sonrió al ver lo bien que le quedan esos pantalones —Tienes mucha suerte bebé, te ha tocado un padre increíble...— Le digo a mi hijo mientras que acaricio mi vientre y me doy cuenta de que de a poco voy asumiendo con mayor felicidad la llegada de mi hijo —No tienes idea de lo inteligente, bella persona, y guapo que es tu padre... ojalá te parezcas a él en muchas cosas, aunque si eres niño, por favor no seas tan mujeriego— Bromeo y me rio de mis pensamientos.
—¿Qué es lo que le andas diciendo a nuestro hijo? — Lo escucho preguntarme y al levantar mi mirada, lo veo entrando a la habitación con otro plato de sopa.
Le sonrió haciéndome la inocente y encojo mis hombros —Nada, solo una conversación entre nuestro hijo y yo— Me defiendo haciéndolo reír.
—¿Acaso le hablabas mal de mí? — Me cuestiona cuando cuidadosamente me entrega el plato de sopa.
—Para nada...— Murmuro disfrutando del exquisito ahora.
—Mira que yo también puedo hablarle eh— Advierte mientras se sienta en el borde de la cama y luego se inclina hacia mi quedando a la altura de mi vientre —Hijo... o hija, no sé que eres aún, pero no le hagas caso a tu madre si te dice algo malo de mi ¿sí? — Le dice haciendo que me muera de amor.
—No intentes manipularlo desde ahora— Intercedo a modo de queja y reímos juntos.
—No lo estoy manipulando, solo estoy teniendo una conversación con él o ella— Se defiende haciéndome sonreír.
—Esta bien, no te interrumpo— Digo y continúo tomando mi sopa.
—Bueno, además pequeñín, necesito que me ayudes a convencer a tu madre... hace un tiempo le pedí que se casara conmigo para que pudiera quedarse en España conmigo, pero bueno... me olvide de contarle una cosa al respecto de quien soy y ella me rechazo... Vine detrás de ella sin saber que llegarías a nuestras vidas y quiero que nos casemos, pero no se si ella acepte, ¿será que me puedes ayudar a convencerla? — Dice y me mira haciendo que mis ojos se abran de par en par.
—Bruno...— Murmuro nerviosa y de repente él saca un anillo del bolsillo de su pantalón y me lo muestra.
—Lleva meses guardado esperando por ti, ¿Qué dices? ¿te casas conmigo y formamos una familia tú, el bebé y yo? — Me pregunta y no sé ni siquiera que decir. —Ya no hay clausulas ni nada... ya te conté que mis padres anularon ese documento y decidieron darme una segunda oportunidad sin importar si me caso o no, asique si te estoy proponiendo matrimonio, es porque realmente deseo que seas mi esposa— Me explica y en estos instantes siento que mi corazón late a mil por hora.
Con mucho cuidado apoyo el plato sobre la mesita de noche y me quedo mirando a Bruno en absoluto silencio como intentando pensar en la propuesta que me acá de hacer —Tú siempre me dejas así sin saber que decir...— Murmuro nerviosa.
—¿Y eso es bueno o es malo? — Cuestiona sonriente.
Le sonrió —Es bueno porque harás que nuestra vida de casados sea increíble— Digo en respuesta a sus preguntas y es que realmente lo amo demasiado como para no aceptar casarme con él.
—¿Eso quiere decir...? — Intenta preguntar, pero está sumamente emocionado.
—Quiere decir que acepto... que muero por ser tu esposa— Le respondo y eso era todo lo que bastaba para que él se acercara a mi boca y comenzara a comerme a besos que están llenos de felicidad.
—¡Te amo! ¡Te amo! — Me dice en medio de una guerra de besos que solo hacen una pausa para que él pueda colocarme el anillo en mi dedo anular y luego me sigue besando.
Tal vez esta sea la mejor manera de desaparecer todos mis miedos, enfrentándolos de golpe y entendiendo de que no debo sentirme culpable por volver a amar. Soy consciente de la promesa que le hice a Sebastián, pero Bruno me hace entender que yo no estoy muerta, que siguió caminando por este mundo y que el amor forma parte de lo que me rodea. Bruno definitivamente no estaba en mis planes, tampoco lo estaba este bebé, pero comienzo a entender que, si la vida ha hecho que ellos llegaran a mí, ha de ser por algo y hay una cosa que no quiero, es perderme de todo esto por más miedos que tenga.
Bruno me ha demostrado siempre que esta dispuesto a luchar por nosotros y esta no es la excepción, quiero hacerlo feliz... quiero que seamos felices... necesito de una vez por todas entender que debo seguir adelante porque no soy yo quien esta enterrada 7 metros bajo tierra... si bien todo lo que ocurrió con Sebas me dolió y me sigue doliendo, tampoco puedo seguir viviendo a medias y es exactamente eso lo que comprendo en estos momentos y por eso estoy aceptando casarme con él hombre que en estos instantes me esta besando de la manera más dulce del mundo.
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Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
RomanceRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...