Observo la senda peatonal del puente Brooklyn frente a mí y miro a Bruno que me tiene tomada de la mano tal y como si yo fuera a escaparme —¿quieres caminar por el puente? — pregunto un tanto confundida y miro mis zapatos —traigo tacones— explico y no entiendo porque está sonriendo.
—Tú no te preocupes, no tendrás que hacer ningún esfuerzo— me asegura y de pronto un chico con una bicicleta de esas que trae una carreta enganchada atrás es acerca a nosotros —señorita— me dice mi nuevamente novio y me ofrece su mano para ayudarme a subir y una vez que me siento, él sube y se sienta a mi lado.
—Lo tenías planeado— le reclamo entre risas.
—Esperaba tener un poco de suerte— se defiende y pasa su brazo por mi espalda para que me abrace a él.
—Debi hacerte sufrir un poco más— bromeo y me besa inmediatamente.
—Por favor no— me pide mientras que vamos sintiendo la brisa en nuestros rostros dándonos esa increíble sensación de libertad.
—Está bien...— murmuro y disfruto de este mágico momento a su lado mientras que algunas personas pasan con mucha prisa a nuestro alrededor y al costado los autos avanzan rápidamente yendo de un lado a otro.
Al llegar a la mitad del puente, el chico se detiene y mi novio sonríe —ven— me pide haciendo que nos separemos para así poder bajar de la carreta. Él como todo un caballero, me ayuda a bajar y sin soltar mi mano, hace que caminemos hasta uno de los arcos del puente y cuando estamos allí, toma la guitarra que está al lado de un chico.
—Oye... que es de él— lo regaño y el chico ríe.
—No se preocupe señorita, solo traje la guitarra aquí— me explica el chico y de inmediato fijo mi mirada en Bruno quien rápidamente se sienta en un pequeño banco hecho improvisadamente con un cajón de madera y comienza a rozar las cuerdas de la guitarra.
—¿Recuerdas el día que te dedique aquella canción en el bar? — me pregunta sin importarle que la gente comience a reunirse a su alrededor y asiento —aquel día te dije que eras una de esas personas en la que se puede confiar y que siempre estabas ahí cuando la necesitas— continúa diciendo y sonrió —esta noche quiero dedicarte esta canción de alguien que sé que te gusta mucho y que representa lo sentí cuando te alejaste de mi vida y creí que te perdía para siempre, hoy no lo hago como aquel amigo, hoy lo hago como alguien que te ama y no consigue entender la vida sin ti— me dice haciendo que me derrita de amor y cuando comienza a tocar los acordes en la guitarra reconozco inmediatamente la canción, "Alguien soy yo" de Enrique Iglesias. Mi mirada no se separa de él y de lo increíblemente guapo que se ve, lo escucho cantar acerca de cómo alguien me quiere, de que me espera y la frase "alguien soy yo" mientras me mira a los ojos derriba todas mis defensas provocando que quiera ir a comérmelo a besos a pesar de toda la gente que disfruta el espectáculo. Los últimos acordes de la canción suenan y yo de inmediato voy hacia él para inclinarme un poco hacia él, tomar su rostro entre mis manos y besarlo ignorando los aplausos de los espectadores que disfrutan al igual que yo del espectáculo de mi novio.
—Te amo— le digo sobre sus labios y sonríe.
—Yo más a ti— rebate y me vuelve a besar castamente —¿continuamos con nuestra noche? — me pregunta en un susurro y sin dudar asiento.
—¿Dónde me llevaras ahora? — cuestiono mientras se pone de pie y ríe nervioso.
Le da la guitarra al chico, me toma de la mano y me hace acompañarlo hasta el barandal del puente —¿quieres ir a bailar y así seguir disfrutando de esta noche Neoyorquina? O ¿prefieres la soledad de mi departamento? — me propone y rio nerviosa.
—Tu segunda idea me agrada mucho. — respondo con honestidad y sus ojos profundos ojos negros me miran intensamente.
—Entonces, no se diga nada más, vamos que la noche es larga y hay muchos besos atrasados entre los dos — me dice dejándome aquí con ganas de pagar mi deuda y abrir una caja de ahorros para guardas muchos más besos de los que me pide.
—Vamos— sentencio tomando su mano y una vez más, Bruno Del Valle se las ingenia para desarmarme y hacerme caer en sus encantos.
ESTÁS LEYENDO
Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
Lãng mạnRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...