(Al dia siguiente)
Ayer, apenas llegamos, fuimos a instalarnos al hotel y por mi parte repase una y otra vez la presentación hasta que llego la hora de cenar y me encontré con Gabriel para que después fuéramos a un restaurante cerca de donde nos hospedamos y así continuar hablando de los detalles de la presentación. Las palabras que me dijo acerca de la oferta laboral, no se me han borrado de la mente, pero sé que no es momento de pensar en eso. Hoy es el gran dia, hoy me toca dar la presentación para la que tanto me he estado preparando y a pesar de que me sé todo de memoria y que estoy muy familiarizada con todo el proyecto, los nervios son inevitables. Entrar a la sala de juntas y encontrarme con los representantes de la empresa definitivamente no ayudan a mis nervios, pero fingiendo ser la mujer más segura del mundo los saludo uno a uno presentándome con ellos y comienzo a preparar el material para entregárselos y luego conectar el USB a la computadora que esta aquí.
Sentir la mirada del dueño de la empresa, del gerente de marketing, y el director de relaciones publicas sobre mi es un poco intimidante, pero hago mi mejor esfuerzo para no acobardarme y dar lo mejor de mí. Por su parte Gabriel habla con ellos, les explica acerca de mi experiencia y de como esto puede beneficiar a su empresa, y empiezo a pensar que él me sabe "vender" mucho mejor que lo hago yo misma, y como consecuencia, me hace sentir mucho más segura para comenzar mi presentación.
A medida que voy avanzando y explicando nuestra propuesta, voy ganando confianza para continuar con el siguiente punto de una manera más firme hasta que después de casi media hora, finalmente termino mi presentación y quedo en espera de sus dudas o comentarios frente a ellos. Se miran entre si intentando comprender lo que cada uno piensa de lo que les he explicado, y finalmente es Fabricio, el dueño de la empresa quien me mira a los ojos —si aceptamos, ¿sería usted quien se encargaría de llevar a cabo todo el proyecto? — me pregunta firme y sus ojos color azul profundo se clavan en mí.
Quisiera responderle, pero eso es algo que le corresponde a Gabriel, por lo tanto, lo miro como diciéndole que hable —tenemos pensado convertir a la señorita Buschiazzo en socia minoritaria de la empresa, asique la respuesta seria si— explica mi jefe y en estos momentos no doy crédito a lo que acaba de explicar.
«¿Socia minoritaria?» es la única pregunta que ronda mi cabeza y lo miro un tanto confundida.
—En ese caso, entonces si nos interesa firmar el contrato con ustedes, pero incluiremos una clausula donde se especifique que la señorita Buschiazzo es quien estará a cargo de este proyecto— indica Fabricio y no puedo creer lo que está ocurriendo.
—No habrá problemas con eso, ¿no Rocío? — me pregunta Gabriel y de inmediato niego con la cabeza.
—Para nada...— digo intentando asegurarme de que lo que está pasando es verdad.
Fabricio rápidamente se pone de pie, se acerca a mi y me ofrece su mano para estrecharla —felicidades, ha sido una de las mejores propuestas que nos han hecho, es un hecho que usted conoce muy bien los mercados internacionales en los que nos queremos mover— me dice con una sonrisa tatuada en su rostro.
—Un placer, me alegra mucho que mi propuesta haya cumplido con sus expectativas— le digo ya un poco más relajada y estrecho su mano para que a los pocos minutos nos soltemos y él mira a su equipo por un instante.
—¿Les parece si vamos a almorzar para celebrar este acuerdo? — propone amablemente y una vez más, miro a Gabriel esperando por su respuesta.
—Suena fantástico— responde finalmente y Fabricio sonríe.
—Genial, iré a mi oficina por algunas cosas mientras que ustedes ordenan aquí y nos vemos en el estacionamiento, ¿de acuerdo? — propone y de inmediato mira a Darío y Santos, para que a los pocos minutos los tres salgan de la sala de juntas dejándonos solos.
—Felicidades Rocío— me dice Gabriel mientras que me ayuda a guardar todo.
—Gracias, pero... ¿es verdad lo que dijo? — indago sin poder creérmelo aún.
—Esa era la propuesta laboral que te tenía— responde con orgullo —eso si, quizás te toque viajar bastante— explica y sé perfectamente la responsabilidad que eso conlleva.
—Claro...—
—Entonces, ¿aceptas? ¿no? — averigua y asiento de inmediato.
—Claro que si— respondo extremadamente feliz, y si bien sé que lo voy a tener que hablar con Bruno, también sé que él me va a apoyar en todo esto.
—Felicidades entonces— me dice sonriente y estrecha mi mano haciéndome sentir que por fin las cosas se me están dando laboralmente. —Hablaremos de los demás detalles al llegar a Nueva York, pero creo que por ahora será mejor no hacer esperar a Fabricio— explica divertido y asiento.
—Por supuesto, guardo todo esto y ya salimos— respondo inmediatamente y conociéndome, sé que me llevara un tiempo asimilar todo esto que me esta ocurriendo.
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Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
RomanceRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...