5 días después
¿Quién dijo que mudarse al piso de al lado era fácil? No entiendo muy bien cómo es que en estos pocos meses que llevo aquí, pude juntar tanta cantidad de cosas. Hay cajas por todas partes y no he tenido casi nada de tiempo de ordenarlas.
—Cariño, ¿ya estás lista? Debemos irnos. — me dice alto desde la sala.
Echo un vistazo a las cajas y supongo que quedaran ahí un tiempo más, hoy es hora de conocer a sus padres y la verdad es que estoy demasiado nerviosa. Me miro al espejo una vez otra vez y creo que este vestido color vino tinto por encima de las rodillas y con un escote decente es perfecto. Acomodo nuevamente mi cabello, reviso el maquillaje y tomo mi bolso.
—Ya estoy. — digo sonriente al salir de la habitación y encontrarme con mi escultural novio sentado en el sofá. Me mira de pies a cabeza y yo hago lo mismo con él. Ese pantalón negro junto a la camisa color blanca y esos dos primeros botones abiertos, le queda increíble. Parece un ejecutivo de una importante empresa quien salió por unos tragos luego de horario de oficina.
—Te ves preciosa. — me dice con una enorme sonrisa.
—Y tú... es que eres tan guapo...— digo entre suspiros y ríe.
—Le vas a encantar a mis padres. — añade y nuevamente me consumen los nervios.
—Ojalá que sí, porque no quiero ser la típica nuera que se lleva mal con los suegros. — bromeo mientras que caminamos hacia la puerta.
—Eso es imposible cariño, si tú eres un amor de persona. Además, eres la mujer perfecta. — me alienta.
—No lo soy. — digo firme mientras subimos al elevador.
—Que si...— repite y rodea mi cuerpo son sus brazos para pegarme a él.
—Amor... por favor... sabes que tengo debilidad por ti y si me haces esto muero lentamente. — confieso como una tonta y su sonrisa triunfal me contagia.
—¿Tienes debilidad por mí? — cuestiona con picardía.
—Aha...— logro decir cuando sus labios se acercan más a los míos.
—Y yo por ti... es que me traes loco. — dice y finalmente me besa sin dejarme reacción alguna más que seguir el ritmo despiadado de su boca.
«Es tan difícil que mis piernas no tiemblen cuando me besa de esta manera...»
—Bruno Del Valle.— lo regaño sobre sus labios y ambos reímos.
—Vale, me detengo...— dice como un niño pequeño y las puertas del elevador se abren ayudando a liberar la tensión que se generó en este diminuto espacio.
[...]
El camino a casa de sus padres fue relativamente corto, unos 30 minutos de donde vivimos nosotros, pero no tiene nada que ver con el sitio donde residimos. La zona evidentemente muestra que vive gente de alto nivel adquisitivo, y cuando el estaciona frente a la casa de sus padres, me quedo con la boca abierta. Ni siquiera se bien si llamarla casa ya que es enorme y su arquitectura es totalmente moderna. El jardín frontal está perfectamente cuidado y los autos que hay estacionados son de alta gama.
—¿Quién es tu familia? — pregunto preocupada.
Él me mira fijamente y me da una tímida sonrisa —ya te dije, son dueños de una de las empresas de arquitectura más importante. —
—Es que ahora que estoy aquí, tengo muchísimas más dudas de si soy lo que esperan para ti...— confieso.
—Eso a ti no tiene que importarte amor, solo te tiene que importar lo que yo siento por ti. — dice firme y sus ojos negros me convencen de todo.
—Supongo que sí... vamos entonces y que sea lo que deba ser. — respondo regalándole mi mejor sonrisa. Él sale del auto para darse la vuelta y abrir mi puerta, me ayuda a bajar, y después me da la mano para así caminar juntos hasta la entrada.
Conocer a sus padres me parece un paso muy importante y sé que no debería escandalizarme tanto por la situación, pero es que hace bastante tiempo que no me encontraba en una situación como esta...
—¡Hijo! — dice apenas abre la puerta una señora de cabello oscuro corto, bastante delgada, como de mi estatura, y que esta vestida muy elegantemente.
—Madre, que gusto verte de nuevo. — dice feliz y luego la abraza.
Una vez que se sueltan, él me mira y sonríe. —Madre, te presento a Roció. Amor, ella es Sandra, mi madre— nos presenta.
La saludo amablemente con dos besos como se acostumbra aquí, y ella me sonríe. —es un gusto conocerte Roció, pero vengan, pasen. — nos pide amablemente entramos a la casa.
A medida que voy entrando a la sala, me encuentro más fuera de lugar con tanto lujo. Observo a mi guapísimo novio y por momentos me cuesta creer que él realmente sea parte de todo esto. «El Bruno que yo conozco no tiene nada que ver con todo esto, ¿o sí? Supongo que esta velada responderá esas preguntas...»
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Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
RomanceRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...