Si me hubiera dicho que me traería a un lugar como este, probablemente no le hubiera creído. El restaurante es extremadamente lujoso y hasta reservación ha hecho. El camarero nos guía hasta nuestra mesa, y sonrió al ver la preciosa vista que hay desde la terraza donde estamos.
—Esto es hermoso. — digo muy feliz mientras me siento en la silla que Bruno aparta como todo un caballero.
Mueve la silla para que me siente y puedo sentir su cálido aliento en mi cuello —no más que tú. — susurra y luego deja un beso en mi cuello que alerta a mis sentidos. —hueles riquísimo. — comenta haciéndome temblar.
—Tú también hueles exquisito. — respondo observándolo mientras va hasta la silla que está enfrente de mí y se sienta.
Después de acomodar mi bolso, abro el menú para comenzar a elegir mi plato y me sorprendo al ver los precios tan elevados de los platos. —¿Estás seguro de este lugar? — pregunto algo asustada.
—Te dije que debía decirte algunas cosas, y si... estoy seguro del lugar. Escoge lo que tu gustes, ¿te gusta el champagne? — me pregunta con una media sonrisa que me hace olvidar hasta de mi nombre.
—Me tienes con mucha curiosidad. — bromeo — y sí, me gusta el champagne. — afirmo.
Una vez que el mesero se acerca a nosotros, él le pide la botella más cara de champagne y creo que me perdí de algo, hasta donde yo sabía, mi vecino era un arquitecto con aspiraciones a cantante.
—No me mires así. — dice entre risas una vez que el mesero se retira.
—¿Debería preocuparme? — cuestiono entrecerrando mis ojos.
—Eso depende. — responde y no entiendo nada.
—¿De qué? — presiono en busca de una respuesta.
—Mi amor, es que en este tiempo que estuvimos sin hablarnos hubieron algunas cosas que cambiaron. — comenta como si fuera la explicación de todo, pero sigo sin entender.
—¿Te explicarías mejor? — le pido.
—¿Tu recuerdas que yo te hablara de mi familia antes? — cuestiona y niego.
—Hasta donde yo recuerdo no.—
—Es que estaba peleado con ellos. — expone.
—¿Y te arreglaron las cosas? — pregunto sin entender de qué va todo esto.
—Déjame contarte... hace unos años atrás yo tuve una discusión muy fuerte con mi padre. Él decía que era un bueno para nada, que no tomaba a ninguna mujer enserio... en fin... tal fue la discusión que él decidió echarme de la casa y fue allí cuando me mude al piso donde vivo actualmente. Al principio, no me di cuenta de lo que él me hablaba, yo solo quería seguir pasándola bien y las cosas no mejoraron mucho cuando ella me partió el corazón. Cuando tú y yo decidimos dejar las cosas como estaban aquel día, yo me puse muy mal... Como te dije antes, yo me había enamorado de ti y sí que sufrí mucho...—
—De verdad lo siento. —digo interrumpiéndolo.
Él hace un leve gesto y sonríe tímidamente—un día decidí ir a casa de mis padres y hablar con mi madre de todo lo que me estaba sucediendo y fue allí donde ellos se dieron cuenta que tú me estabas cambiando poco a poco. —
—Amor, no entiendo nada. — digo confundida.
—Mi familia es dueña de una de las firmas de arquitectura más importantes de Madrid... Cariño, yo no soy el hombre bohemio que tú crees que soy. — confiesa y en mi mente hay una confusión tan grande que no sé por dónde comenzar.
—¿Que? — pregunto intentando armar el rompecabezas.
—Cariño, he vuelto a trabajar con mi familia, me regresaron todos los beneficios de ser un Del Valle.—
Realmente sigo sin entender mucho —¿Por eso el champagne? — pregunto intentando comprender.
—Algo así, pero creo que entenderás todo cuando vayamos a casa de mis padres el sábado. — anuncia como si nada y creo que me perdí de algo.
—¿Cómo? ¿ir a casa de tus padres el sábado? — indago con la sensación de que sufriré un ataque de ansiedad.
—Quieren conocer a la mujer que me regreso el corazón que según ellos había perdido. — explica sonriente.
—¿Si sabes que hace poco lo estamos intentando? ¿no? — le digo entrecerrando los ojos y ríe.
—Claro que lo sé, pero yo voy enserio contigo, quiero que lo sepas. — me advierte con una enorme sonrisa y solo puedo sonreírle también.
—Me convences de todo. — admito entre suspiros y ríe.
—¿Es un sí? —
—Es un "te amo". —aclaro y él toma mi mano con la suya por encima de la mesa.
—Yo también te amo, y te aseguro que quiero hacerte muy feliz. — me dice y vaya que esta versión de él me fascina.
—Y yo a ti, aunque me estoy asustando un poco por no saber de verdad quien eres. — bromeo.
—No te preocupes, no soy un delincuente. — rebate divertido.
—Mejor...—
—Quiero que esta noche sea inolvidable. — propone.
—Ya lo está siendo...—
—Pero más...— insiste.
Poco a poco la velada se va transformando en un momento mágico donde nuestras miradas dicen tantas palabras que no es ni siquiera necesario hablar, y aunque no sé muy bien qué es lo que me espera el sábado, solo sé que este hombre me encanta.
ESTÁS LEYENDO
Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
RomanceRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...