De alguna manera Bruno hace que todo parezca mucho más sencillo de lo que es. Él me ha llevado a ver que vamos a poder con todo lo que representa ser padre de mellizos y mucho más si así lo queremos. Conoce a la perfección mis miedos en cuanto a perder mi libertad laboral, también como me atormenta el pasado, y por supuesto mi intento por soportar mis culpas, pero así todo, no se da por vencido, me ayuda, y me tiene una paciencia de oro.
Todo el día de hoy nos la hemos pasado mirando cosas para los bebés, y también me ha convencido de que nos detuviéramos en una agencia de bienes raíces para que miráramos casa y allí me di cuenta de la gran visión arquitectónica que él posee, ya que podía ver mansiones donde yo solo veía una casa cara y destruida. Si bien no hemos iniciado ningún tramite de compra, mas o menos tenemos una idea de lo que queremos y lo que necesitamos para que los cuatro estemos cómodos y sinceramente dándome cuenta de todos los planes que estamos armando juntos, me doy cuenta de que estamos hecho el uno para el otro. Nos complementamos increíblemente, él es quien aporta la paz y yo la lógica de lo que nos tocara afrontar, pero en ese balance el futuro parece tener mucha esperanza de ser uno feliz.
Nuestro día esta terminando en una sesión de cocina con participación de ambos, y mientras que él condimenta el salmón para meterlo al horno, yo hago lo mismo con las papas para que una vez que terminamos meter las dos fuentes al horno de una vez —Ahora a esperar— Sentencia mientras que cierra la puerta y le sonrió.
—Voy a tener que mejorar en la cocina...— Murmuro y se ríe —¿Qué? No es gracioso, si no expando un poco mi conocimiento culinario, tus hijos terminaran comiendo todos los días lo mismo y odiaran a su madre— Expongo y su risa se hace más fuerte.
—¿Puedes dejar de pensar tanto en el futuro y concentrarte en el hoy? — Me pide acercándose a mi y me rodea con sus brazos a la altura de mi cintura.
—Todo se entremezcla... nuestro presente es nuestro futuro también— Me defiendo y poco a poco él va haciendo que caminemos por la cocina hasta que mis caderas quedan apoyadas sobre el borde de la encimera.
—Eso te lo acepto, pero ¿Por qué no me dices cuando me darás el sí frente al altar? — Cuestiona.
—¿Te urge que me convierta en tu esposa? — Le pregunto divertida y llevo mis dedos a su cabello para jugar con este.
—Me urge unir mi vida contigo... dejarte saber que soy todo tuyo— Me corrige y sus labios maléficamente se acercan a los míos.
Siento su aliento tan cerca de mis labios que me distraen de sobremanera —¿Intentas manipularme? — Cuestiono sensual.
—Solo intento obtener una respuesta ya que al parecer me evades todo el tiempo— Se defiende haciéndome reír.
—Mmm... quizás solo intento de que seas más preciso...—
—¿Más preciso? ¿Hablas de que te proponga una fecha? — Averigua.
—Puede ser... — Contesto haciéndome la misteriosa y en estos instantes sus dedos juegan con mi cabello haciendo que me olvide de todo.
Él sonríe de lado, roza la yema de sus dedos en mi rostro y sabe que me esta volviendo loca —En dos meses...el segundo fin de semana de ese mes— Sentencia y lo miro fijamente a los ojos.
—¿Hablas en serio? — Cuestiono preocupada, pero al mismo tiempo feliz.
—Muy en serio...— Responde de inmediato.
—Es una locura—
—Tú me has pedido una fecha, ahora no quieras retractarte— Advierte y rio de lo atropellado que puede ser a veces.
—Si, pero...—
—¿Sí? O ¿no? — Presiona y son tantos mis nervios, que no puedo contener mi risa.
—Si... es un si...— Respondo con la única intensión de querer ser lo más feliz que pueda junto a él. No quiero pensar si es pronto, si tendremos tiempo de planearlo todo, y mucho menos en que dirán nuestras familias, solo quiero centrarme en él, y en nuestros hijos.
—Te amo, te amo...— Me dice sujetando mi rostro entre sus manos y comienza a besarme como si fuera el último de los días.
—Yo también te amo, aunque seas un manipulador tramposo— Bromeo y soy yo quien ahora lo besa como una loca.
—Ni manipulador, ni tramposo... solo enamorado de una mujer que para algunas cosas es muy decidida y para otras esta muerta de miedo, solo te quiero ayudar—
—Y lo haces, eso es lo que más amo de ti— Rebato y mi boca vuelve a fundirse con la suya en medios de besos que quisiera que duren para siempre.
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Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]
RomanceRoció Buschiazzo, una mujer de 29 años se muda a la ciudad de Madrid por trabajo después de haber vivido en algunas cuantas ciudades del mundo. Lo que ella no sabe, es que el nuevo vecino que le toco no es como los otros tantos vecinos, él es un hom...