16. Confesiones

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Sus manos sostienen la mía y mientras él camina de espaldas, me guía hasta llegar al sofá, se sienta y yo no puedo dejar de admirar la escultura que es su cuerpo ya que solamente trae su bóxer blanco puesto. Me jala para que me siente sobre él, acomodo su camiseta para no sentirme tan expuesta, y sus fuertes, pero delicadas manos acarician mi rostro haciéndome sentir que estoy en el medio de un incendio.

Intento mantener la normalidad en mi ritmo cardiaco, pero es imposible, me mira tan intensamente que mi cuerpo no responde a lo que mi cerebro ordena—creo que llego la hora de que todo este juego se termine. — me dice y no entiendo nada... «¿esto fue un adiós?»

—¿De qué hablas? — pregunto asustada mientras que no dejo de mirarlo a esos ojazos que me vuelven loca.

—Fue suficiente juego de adivinanzas, necesito saber que te sucede conmigo preciosa. — explica y me falta el aire.

El nudo en mi estomago empeora cuando con una de sus manos comienza a acariciar mi pierna hasta llegar al final de su camiseta. —¿Qué te sucede a ti conmigo? — pregunto cambiando las reglas y él sonríe.

—Yo pregunto primero. — me recuerda pícaramente —dime Rocio, ¿Qué te sucede conmigo? — insiste y debo respirar profundo.

Su mirada y la mía juegan entre si bajo el silencio de este piso, uno que decido romper con las palabras más difíciles que diré a causa de mi orgullo —sucede que paso lo que yo no quería que pasara, me enamore de ti Bruno. — sentencio y cierro mis ojos para evitar ver su reacción.

«Me siento tan expuesta...tan vulnerable...»

Siento sus dedos viajar por mi rostro hasta llegar a mis parpados y acariciarlos suavemente —mírame. — me pide y aleja sus dedos para que pueda abrir mis ojos.

—No sientas vergüenza preciosa... yo también me enamore de ti y no sé ni cómo fue. — me confiesa haciendo que mi corazón vuelva a latir.

—Había prometido no volver a hacerlo. — comento con un hilo de voz.

—Y yo me había dicho no volver a hacerlo, pero sucedió. — responde con una enorme sonrisa dibujada en sus labios.

—¿Y ella? — cuestiono refiriéndome a Carolina.

—¿Caro? — pregunta y odio escucharlo llamarla así.

—Si. — rebato seria y él sonríe.

—Una muy buena amiga que me quiso ayudar a que me olvidara de ti, pero no pudo...— me confiesa.

—Te acostaste con ella...— digo y es más una afirmación que una pregunta.

Su mano sube por el costado de mi rostro hasta que sus dedos se enredan con mi cabello y juegan con el —no pude volver a tener sexo con otra mujer desde que lo nuestro termino. —confiesa y no puedo creerle.

—Eso es mentira... yo te vi saliendo de aquí con ella... te vi besándola...— comento completamente confundida.

—¿Te dije que además de stripper es psicóloga? — me pregunta con una media sonrisa.

—¿Ah? —

«De acuerdo, me siento una imbécil...»

—Hablábamos mucho cada vez que pretendía quedarse a dormir en casa... te juro que no tengo nada con ella, fue un simple juego para olvidarte, y para darte algo de celos...— me confiesa esto último con un hilo de voz.

—Lo conseguiste. — le admito y sonrió.

—Sin que yo me diera cuenta me enamore de ti desde un principio. Roció, yo no quería reconocerlo, pero desde el día que te vi en ese balcón yo ya había caído rendido a tus encantos... No sé ni cómo explicarlo porque ni yo me había dado cuenta. — expresa mirándome fijamente.

—¿Tu propuesta de que la pasáramos era solo eso? — pregunto con una tímida sonrisa.

—No.— niega —era mi manera de acercarme a ti y poder descubrir que sentíamos. Me dolio tanto aquel día que me echaste...— confiesa y solo soy capaz de acercarme a sus labios y besarlo.

—Lo siento, estaba muerta de miedo. —admito y él vuelve a besarme.

—De alguna manera te entendí, pero quería que los miedos se te fueran al igual que yo los estaba dejando a un lado...— señala y no puedo creer lo que me está diciendo.

—Lo que te dije anoche en medio de todos esos shots de tequila era verdad. — Le confieso tímidamente y él ríe.

—¿Lo de que me amas? — pregunta sonriente.

—Sí, aunque a simple vista no pareces el mejor partido... te amo Bruno.— confieso y lo beso con todo lo que siento por él.

—Tu sí que eres un buen partido...— me dice entre beso y beso, y luego se detiene sobre mis labios —Yo también te amo Rocio... me encantaría intentar algo de verdad contigo, ¿Qué dices? — propone y solo puedo sonreír como una tonta.

—¿Te refieres a que sea tu novia? — pregunto sugerentemente y el asiente.

—Si... ¿quieres ser mi novia? — cuestiona sonriente.

—Claro que quiero. — respondo y vuelvo a besarlo como si no hubiera un mañana.

Su boca hace lo que se le da la gana conmigo, y sus fuertes brazos me acomodan a su antojo sobre él para luego despojarse de la camiseta que llevo puesta para que perdamos la razón del tiempo y del espacio una vez más, pero esta vez oficialmente como novios.

Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora