Capítulo 21

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- Rubia... - dijo Natalia al salir por la puerta del restaurante.

- Dime, Nat.

- Que estaba pensando en si te apetece venirte esta noche a mi casa.

- Pero mañana por la mañana he quedado con las chicas. ¿Y si te vienes tú a la mía?

- ¿Cuál es la diferencia?

- Pues que así no dejo a Queen tanto tiempo sola... Te puedo dejar las llaves de mi casa, o te puedes quedar allí hasta que yo vuelva.

- ¿Acabamos de empezar a salir y ya quieres que me mude a tu casa? – dijo Natalia con una sorpresa fingida.

- No idiota, pero me apetece mucho la idea de dormir contigo y no quiero dejar a Queen sola.

- Todo sea por caerle bien a la reina de la casa.

- ¡Gracias! – dijo Alba pegando un saltito y dándole a Natalia un beso en la mejilla.

- Me refería a Queen, eh.

- Soy consciente, el gracias es por quedarte.

Ninguna de las dos pudo, aunque tampoco querían, ocultar la risita de tontas que se les empezaba a formar en la cara. Saltaba a la vista que ambas tenían una complicidad que muchas quisieran.

Mientras Alba contaba el plan que tenían para el día siguiente, Natalia la escuchaba atenta, interesándose por aquella pequeña escapada y dándole a la rubia un par de consejos que le serían bastante útiles.

Alba se dio cuenta de que en ningún momento de su relación con Carlos se había interesado así por lo que iba a hacer, ni mucho menos le hubiera dejado irse sola, si no iba él, no iba ella. También se percató en que los únicos planes que hacía con sus amigas eran en los momentos en los que a Carlos o no le apetecía quedar o tenía mil cosas mejores que hacer. En este caso era todo increíblemente diferente, por fin se sentía escuchada.

Esperaba no equivocarse esta vez, esperaba que Natalia no cambiara de golpe a la mañana siguiente y no volver a sentirse tan sola aun estando rodeada por los brazos de alguien a quien nada de lo que tuviera que ver con ella le interesaba.

- ¿Rubia? – preguntó Natalia al verla con la vista fija mirando a nada.

- ¿Eh? Dime.

- ¿Estás bien?

- Sí, estaba pensando nada más.

- Alba – Natalia se puso seria y la paró en mitad de la calle - ¿Sabes que puedes contarme lo que sea en el momento que sea? No voy a juzgar ni una sola de tus palabras, te lo aseguro.

- Nat, pero claro que lo sé – le dio un beso para quitar la seriedad de la cara de Natalia – Es solo que me encanta que seas tan diferente a lo que he tenido.

- ¿Diferente?

- Sí, es raro, me siento como no me he sentido nunca.

- ¿Y cómo es?

- Escuchada, valorada, esas cosas... - dijo sacando las llaves de su casa.

- Pues me parece muy mal que sea la primera vez que te sientes así, pero me alegro de que sea conmigo – dijo levantando la cabeza con orgullo, provocando en Alba esa risa que a Natalia tanto le gustaba.

Una vez que llegaron a casa de Alba, ésta se fue a su cuarto para ponerse cómoda mientras Natalia iba a la cocina a coger algo de beber para las dos. Aunque pensó que quizá a la rubia le molestaba que cogiera algo sin avisar y se acercó a la habitación de Alba esperando encontrársela todavía vestida.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora