Capítulo 10

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1 día para la fiesta.

Era el segundo día que Natalia no iba a clase y la Mari ya estaba preocupada por su amiga.

- Sab, deberíamos ir a ver qué le pasa, que ni los whatsapps me responde – decía mientras andaba en círculos haciendo el mismo recorrido una y otra vez.

- Tía, tranquila – dijo Sabela cogiéndole las manos – es que una chavala, que parece ser que le gusta, le ha rechazado.

- ¿A Nat? ¿En serio? ¿Quién? – la cara de sorpresa de la Mari provocó una mini sonrisa en Sabela – O sea, no hay nadie que rechace a Natalia Lacunza, te preguntaría si es ciega, pero es que su forma de ser también es perfecta, por no hablar de su voz, tiene una voz tan maravillosa...

- Mari, ya, que entras en bucle y no hay quien te pare – dijo Sab cortando a la Mari que había empezado a coger carrerilla hablando de Natalia – La chavala que le ha rechazado es una de las amigas de Julia, Alba.

- Alba, vale, y ¿que la rechace una piba sin gusto la tiene en su casa durante dos días seguidos?

- A ver, no le busques el sentido, que no lo tiene.

- ¿Sabéis qué vamos a hacer? – habló Miki que había estado escuchando toda la conversación atentamente – Vamos a ir a su casa.

- Me gusta como piensas. ¡Denle un pene a este hombre!

- ¡Mari! – dijeron antes de estallar en risas, pues toda la cafetería se giró a comprobar qué estaba pasando en aquella mesa.

- Bueno, nos saltamos el resto de clases y vamos. Vamos a comprar varias cervezas, kebab, etc.


Salieron de aquella cafetería con paso acelerado pues cuando Natalia se encoñaba, podía llegar a pasarlo realmente mal de tan intensa que era. De hecho, habían sido testigos del halo de oscuridad que reinó sobre la morena cuando Alexa y ella lo dejaron.

Pese a que tardaron más de lo esperado en recoger los kebabs y las cervezas, llegaron a casa de Natalia poco antes de que fuera la hora de comer. Aunque todavía no habían entrado ya notaban el ambiente algo cargado.

No fue hasta que entraron en el piso de Natalia que fueron totalmente conscientes de la gravedad del asunto. La habían visto mal por Alexa, pero es que esto era algo mucho más exagerado. Era como si hubiera pasado un mes entero sin arreglarse, y solo llevaba dos días sola.


- Natilla, chiqui – empezó a decir Miki con muchísima suavidad - ¿qué pasa?

- No es tanto lo que pasa si no lo que no pasa.

- Bueno, tía, pues cuéntanos qué es lo que no pasa entonces.

- No pasa Alba – hizo una pequeña pausa al darse cuenta de lo que había dicho – no pasa nada, quiero decir.

- A ver, que yo me entere, ¿estás así porque una piba no te ha hecho caso? Quiero decir, no tiene gusto ninguno, pues que le den – intervino la Mari.

- Mari, ¿cuántas veces he estado mal por haberme rechazado una tía?

- Pues unas cuantas, Nat.

- No, a ver, picada es una cosa, y esto es otra. Si yo tampoco entiendo por qué le estoy dando tanta importancia.

- Es que es eso tía, nunca te hemos visto tan sombría por una tía – esta vez era Sabela la que intervenía en la conversación.

- También hay que tener en cuenta que Alexa me hizo una pequeña visita el otro día.

- ¿Alexa? – dijeron todos a la vez.

- A ver, yo le llamé, la verdad que no sé ni por qué. Y pues trajo cerveza para un regimiento, sinceramente. Bebí mucho, mucho más que de costumbre y me ha dicho que nos acostamos.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora