Capítulo 28

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Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo en algunas ocasiones, pero a aquel grupo, que se encontraba comiendo en la cabaña más grande, le quedaban dos días de vacaciones antes de volver a sus respectivas rutinas.

La diferencia entre aquellos dos grupos de personitas ya no se notaba apenas. Lo que había empezado hace tiempo siendo dos grupos diferentes había cambiado, ahora la mezcla era más bien homogénea y, aunque no se conocían todavía del todo, estaban cogiendo una confianza brutal entre todos.

- Bueno – se levantó la Mari de su silla, copa en mano – Yo propongo que por ser nuestra última noche aquí, nos vayamos a algún pub a perrear como nunca.

- Sé un sitio...

- Sí a todo Pablo – le cortó Julia.

- ¿He oído trío?

- ¿Mari? – dijo Sabela haciéndose de notar.

- ¿Cuarteto?

- Mari nena, delante de todas no, que se cohíben – contestó Pablo.

- Es verdad, luego lo hablamos chochos – la Mari les guiñó un ojo y después de unas pequeñas risas volvió a cederle la palabra a Pablo.

- Conozco un sitio que no está muy lejos de aquí, es un pub donde ponen todo tipo de música, aunque también ponen perreito del bueno. Mi colega pincha allí por lo que incluso puedo pinchar yo algún temazo.

- A mí me renta mucho salir de fiesta – dijo Anaju bailoteando en la silla.

- ¿Nos apuntamos rubia? – preguntó Natalia casi en susurro mientras los demás hablaban sobre lo que ponerse.

- Sí, ¿no? ¿Te apetece?

- A mí me apetece todo si es contigo...

- Nat no me digas eso que me pongo blandita y se me quitan las ganas de salir – dijo con carita de pena.

- A ver, vamos a ir todos, ¿no? – dijo la Mari, interrumpiendo la conversación individual que estaba intentando tener la pareja.

Todas fueron asintiendo a medida que la Mari iba posando su dedo acusador en cada una de aquellas personitas que la miraban ya casi con miedo. Y la verdad es que con razón porque la Mari podía llegar a ser muy persuasiva y, aunque exceptuando ocasiones extraordinarias, siempre conseguía lo que se proponía.

- Que digo yo – empezó a decir Damion atrayendo todas las miradas – Podríamos cenar fuera también, ya que estamos.

- Afri tía, me gusta tu novio – dijo la Mari.

- A mí también – contestó ella, sonriéndole a su chico y abrazándose a su brazo.

- ¿A qué hora salimos?

- Yo veo salir a las 9.

- Pues a esa hora en la puerta. Ale chochos, Pablo y yo nos vamos que tenemos que hablar unas cosas. Y quién dice hablar dice...

- Mari lo entendemos – le cortó Sabela.

Tanto la Mari como Pablo soltaron una risilla y salieron de la cabaña tras un azote en el cachete de la Mari por parte de su chico.

- Nosotras también nos vamos a ir... - dijo Natalia levantándose de la silla, seguida por Alba.

- Otras que se van a chuscar – dijo África.

Ninguna de las dos dijo nada, simplemente una sonrisa se dibujó en el rostro de Alba y Natalia se sonrojó. Lo cierto es que, lo que tenía pensado, no se parecía mucho a acostarse. Le había comprado un par de cosas antes de salir de Madrid que le hacía mucha ilusión que viera hoy.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora