Alba despertó la primera aquella vez. Recordaba haberse quedado dormida mucho más pronto de lo habitual en ella, y eso que era de dormir temprano. Era como si el cuerpo y el calor de Natalia le dieran una calma que no sabía que necesitaba hasta la primera noche en la que durmieron juntas.
Pensó en quedarse un buen rato más admirando su cara, parecía no haber roto un plato en toda su vida, parecía como si no pudiera pasarle nada malo a esa persona que se encontraba acurrucada mirando hacia ella, pero con los ojos cerrados. Escuchó su respiración completamente pausada, estaba tan tranquila que a Alba le parecía hasta buena idea volverse a dormir. Pero no, se fijó en su cuerpo, en como una de sus piernas había decidido salir de debajo de las sábanas, quizá, a causa del calor.
Qué piernas tiene, madre mía.
Podría correr una carrera de obstáculos sin casi despeinarse.
Sí, en correr carreras estaba pensando yo.
Se acercó lentamente a su frente y dejó un pequeño beso que Natalia respondió frunciendo el ceño. Le hizo gracia la forma en la que dormía, era como un bebe enorme, una morena de casi dos metros que rebosaba ternura por cada poro de su piel.
Tras haberse dedicado a inspeccionar cada milímetro del cuerpo de Natalia, decidió levantarse de la cama y prepararle el desayuno. No sabía qué tomaba ella, pero sabía que le gustaban los creps con chocolate, por lo que hizo la masa con el mínimo ruido posible y después cogió chocolate y lo derritió en un tarrito que se había encontrado por ahí.
Se le daba tremendamente bien cocinar, y hacía unos creps mejores que los de aquel puesto al que fueron, pero eso era algo que Natalia todavía no sabía. Pensó que podría llevar a Natalia a su casa para comer juntas, hoy daba la casualidad que tenían clase por la tarde las dos. Por lo que no le pareció muy mala idea.
Terminó de hacer los creps y les echó el chocolate ya derretido, preparó un par de cafés, y se dirigió a la habitación para ver a Natalia todavía durmiendo. Dejó la bandeja en un lado y se puso a horcajadas de ella, empezó a besar toda su cara, de la forma más basta posible para conseguir despertarla. Y lo consiguió, pues de pronto Natalia la agarró por la cintura, atrayéndola más hacia ella misma y la giró hasta quedar encima de Alba.
- Buenos días eh – dijo Natalia mientras repartía besos por toda la cara de Alba de una forma mucho más suave.
- Buenos días Nat.
- Que sepas que yo no te desperté en casa de la Mari, muy feo por tu parte – intentó hacerse la indignada.
- Yo es que te he preparado el desayuno.
- ¿En serio? – dijo con sorpresa.
- Claro, mira – le señaló la bandeja que había apartado momentos antes de empezar a despertarla.
- Hostia, ¿son creps? – se levantó de la cama para ir hacia por la bandeja donde se encontraba el desayuno.
- Sí, sé que comimos ayer, pero es que no sabía exactamente qué desayunabas, así que dije, con esto no fallo.
- Es usted todavía más lista de lo que parece señorita rubia – dijo mientras llevaba la bandeja a la cama – suelo tomar un café con leche nada más, pero hazme creps siempre que quieras, vaya.
- Espero que te gusten más que los de ayer.
Empezaron a comer, una entre orgasmos y otra entre risas por cada 'mmmhh' que Natalia soltaba con cada bocado que le pegaba a su crep. No sabía que le gustaba más si las tonterías que hacía Natalia o lo mucho que parecía gustarle el crep.
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El amor es para valientes.
FanficNatalia, una motera a priori insensible que esconde un lado enternecedor. Alba, inocente pero totalmente arrolladora cuando nadie se lo espera. ¿Será capaz el destino de unir dos mundos totalmente distintos que acaban de chocar por accidente?