Capítulo 27

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- Miren, por allá vienen – dijo Marilia una vez divisó una rubia pequeñísima y una morena de casi dos metros.

Iban abrazadas, una detrás de la otra, dándose tantos besos como risas se escapaban de sus bocas. Todos las miraban obnubilados, contagiándose de esas risas que se escuchaban hasta en el otro lado del mundo.

- Estas han follao – dijo la Mari rompiendo el silencio que se había creado.

- Esta chica si no es más bruta no nace – dijo Julia riéndose con el comentario de la Mari.

- Vosotras diréis lo que queráis, pero tienen una pinta de bien fo..

- Bueno Mari – le cortó África – no lo vamos a poder saber, cari.

- ¿Qué no vais a poder saber? – dijo Natalia llegando con Alba a donde se encontraban todos reunidos.

- No, nada... - dijo Sabela.

- Si habéis follao – soltó, de golpe, la Mari.

Ninguna dijo nada, enmudecieron a la misma vez que sus caras se iban tornando de un color rosado por la vergüenza que les había provocado semejante pregunta. Aunque, después de la espantada de la fiesta y de los gritos que posiblemente escucharan en todas y cada una de las cabañas, tampoco había mucha sorpresa.

- Bueno, eso son temas privados que...

- Han follao, ¿veis? – dijo la Mari cortando a Alba.

- Mari tía, que me la asustas – dijo Natalia abrazando de lado a Alba que se había quedado de piedra ante el corte de la Mari.

- Si no se ha asustado ya... ¿Nos vamos?

Todos asintieron menos Alba, que todavía estaba atónita. No le hacía especial ilusión que la gente supiera nada de sus intimidades, aunque también era verdad que con los gritos que habían pegado durante el acto sexual, era un poco imposible mantenerlo en secreto.

- ¿Estás bien? – le preguntó Natalia al verla casi en trance.

- Sí, sí, ¿vamos?

Alba sabía que omitir el tema no era la mejor de las ideas, pero aquel no era el lugar indicado para hacerlo. Ya tendrían tiempo de hablar sobre ello en cuanto volvieran a sus respectivas casas.

- ¿A quién le apetece que hagamos una paella para comer? – dijo Alba acercándose al grupo y dejando a Natalia detrás.

- Dios Alba, tú haciendo paella es un sí – dijo Julia al escuchar a la rubia.

- Yo preparo kalimotxos para todos – dijo Natalia.

- A decir verdad, podríamos preparar cosas típicas de cada zona, ¿no?

- Pues también has dicho algo Damion, yo lo veo – dijo la Mari.

Mientras llegaban al final de la ruta, antes de volverse a las cabañas, se estuvieron sacando fotos de todo tipo, a todo tipo de flores y al paisaje que no dejaba a ninguno indiferente.

Llegaron a una pequeña esplanada que había antes de un barranco, tras mucho andar, y decidieron hacer dos porterías y jugar al fútbol a caballito. Querían hacerlo interesante por lo que los equipos eran de 5 y todas las parejas estaban enfrentadas entre sí.

- Yo prefiero hacer de árbitra – dijo África.

- Venga pues yo me subo encima de Nat – iba comentando la Mari.

- Yo me pido ir con Damion – dijo Anaju.

Y así, cada uno, iba decidiendo con quién iba a jugar. África les iba relatando las normas, totalmente inventadas, del coscofútbol, como lo habían decidido llamar, ya que también se llamaba 'a coscoletas' y quedaba mejor combinado.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora