Capítulo 2

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- ¡Bueno! ¡Pero si es la mismísima Natalia Lacunza deleitándonos con su presencia! – gritaba la Mari mientras abría los brazos y se acercaba a Natalia.

- En la vida que tengo he madrugado tanto para estudiar, hulia – dijo la aludida fingiendo un escalofrío mientras pronunciaba "estudiar" lo más despacio posible.

- ¿Madrugar tanto? Pero si llegas tarde Nat – tocaba el turno de Miki para meterse con una Natalia mucho menos adormilada desde el "choque".

- Joder Miki, dame un respiro, yo iba a llegar puntual, pero tuve un percance con una chavala.

- ¿Estaba buena? ¿Cómo era? – la Mari a lo importante.

- Yo iba a, yo iba a... ¿Qué percance?

- Pues, empecemos por lo fácil. Casi atropello a alguien – esperó para observar divertida la cara de asombro de los aspirantes a interrogadores policiales – Un alguien, que era una PEDAZO DE TÍA, tendríais que haberla visto, rubia, bajita, con unas ganas de moñearme que no veas. Pero se quedó en casi atropello y menos mal, seguro que la atropello y todavía coge la moto y me hace tragármela.

Las caras de asombro de Miki y la Mari se habían mantenido de la misma forma desde que Natalia empezó a contar la historia hasta que la terminó. Poco ayudó que se descoñara viva ante la idea de ver a la rubia desconocida en modo She-Hulk con la moto en peso. Tras unos segundos de silencio, de miradas atónitas a la casi atropelladora y entre ellos dos. Fue la Mari la que interrumpió esa maravillosa ausencia de sonido que se había establecido.

- ¿Qué coño es moñear?

- Eso Mari, la cría ha estado a punto de atropellar a alguien y tú te centras en lo más importante de la historia. ¿Cómo está la chica?

- No tengo ni idea de lo que es moñear Mari, pero sonaba chungo, no me gustaría que me moñeara una rubia de metro y medio. – Estallaron en risas los tres, una por el recuerdo y los otros dos por el simple hecho de que alguien tan pequeño pudiera intentar hacerle algo aparentemente no-sexual a su amiga. – Y la chica bien, histérica que se puso.

- A ver, casi la atropellas, piénsalo, ¿cómo te pondrías tú?

- Bueno, si la que casi me atropella es un pibón con una chupa de cuero... - se quedó pensando unos segundos – probablemente estaríamos haciendo las paces en otro sitio.

- ESA ES MI NAT DÍSELO – aplaudía la Mari.

- SIONO.

- De verdad, ¿quién me manda a mí juntarme con estas dos personas? No entiendo.

- Tu espíritu animal, Miki – soltó la Mari con una cara de obviedad como si fuera tan lógico como que 1 + 1 son 7, o algo así era.

- Mi espíritu animal... Mi espíritu animal dice que vamos a estudiar.

- Pues mi espíritu animal dice que me va a explotar el ñoco, sinceramente, tienes un animal muy raro, tío.

- No, tengo un espíritu animal muy saciado, Nat. – sentenció Miki antes de entrar a la biblioteca. – Ahora nos callamos, no vaya a ser que nos echen.

- ¿Por qué susurras?

- Nat, tía esto es una biblioteca aquí no se habla, se susurra.

- Mari, Nat, que os calléis que nos está mirando la tía del mostrador, por favor lo pido.

- ¿Nos mira? A lo mejor quiere tema. Mari, ¿le hablo?

- No tienes ova... - le interrumpió Miki dándole un codazo y poniendo cara de asesino en serie - ...que estudiar, tía?

- Es cierto, es cierto, hay una fiesta que necesita mi presencia.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora