- ¡Bueno! ¡Pero si es la mismísima Natalia Lacunza deleitándonos con su presencia! – gritaba la Mari mientras abría los brazos y se acercaba a Natalia.
- En la vida que tengo he madrugado tanto para estudiar, hulia – dijo la aludida fingiendo un escalofrío mientras pronunciaba "estudiar" lo más despacio posible.
- ¿Madrugar tanto? Pero si llegas tarde Nat – tocaba el turno de Miki para meterse con una Natalia mucho menos adormilada desde el "choque".
- Joder Miki, dame un respiro, yo iba a llegar puntual, pero tuve un percance con una chavala.
- ¿Estaba buena? ¿Cómo era? – la Mari a lo importante.
- Yo iba a, yo iba a... ¿Qué percance?
- Pues, empecemos por lo fácil. Casi atropello a alguien – esperó para observar divertida la cara de asombro de los aspirantes a interrogadores policiales – Un alguien, que era una PEDAZO DE TÍA, tendríais que haberla visto, rubia, bajita, con unas ganas de moñearme que no veas. Pero se quedó en casi atropello y menos mal, seguro que la atropello y todavía coge la moto y me hace tragármela.
Las caras de asombro de Miki y la Mari se habían mantenido de la misma forma desde que Natalia empezó a contar la historia hasta que la terminó. Poco ayudó que se descoñara viva ante la idea de ver a la rubia desconocida en modo She-Hulk con la moto en peso. Tras unos segundos de silencio, de miradas atónitas a la casi atropelladora y entre ellos dos. Fue la Mari la que interrumpió esa maravillosa ausencia de sonido que se había establecido.
- ¿Qué coño es moñear?
- Eso Mari, la cría ha estado a punto de atropellar a alguien y tú te centras en lo más importante de la historia. ¿Cómo está la chica?
- No tengo ni idea de lo que es moñear Mari, pero sonaba chungo, no me gustaría que me moñeara una rubia de metro y medio. – Estallaron en risas los tres, una por el recuerdo y los otros dos por el simple hecho de que alguien tan pequeño pudiera intentar hacerle algo aparentemente no-sexual a su amiga. – Y la chica bien, histérica que se puso.
- A ver, casi la atropellas, piénsalo, ¿cómo te pondrías tú?
- Bueno, si la que casi me atropella es un pibón con una chupa de cuero... - se quedó pensando unos segundos – probablemente estaríamos haciendo las paces en otro sitio.
- ESA ES MI NAT DÍSELO – aplaudía la Mari.
- SIONO.
- De verdad, ¿quién me manda a mí juntarme con estas dos personas? No entiendo.
- Tu espíritu animal, Miki – soltó la Mari con una cara de obviedad como si fuera tan lógico como que 1 + 1 son 7, o algo así era.
- Mi espíritu animal... Mi espíritu animal dice que vamos a estudiar.
- Pues mi espíritu animal dice que me va a explotar el ñoco, sinceramente, tienes un animal muy raro, tío.
- No, tengo un espíritu animal muy saciado, Nat. – sentenció Miki antes de entrar a la biblioteca. – Ahora nos callamos, no vaya a ser que nos echen.
- ¿Por qué susurras?
- Nat, tía esto es una biblioteca aquí no se habla, se susurra.
- Mari, Nat, que os calléis que nos está mirando la tía del mostrador, por favor lo pido.
- ¿Nos mira? A lo mejor quiere tema. Mari, ¿le hablo?
- No tienes ova... - le interrumpió Miki dándole un codazo y poniendo cara de asesino en serie - ...que estudiar, tía?
- Es cierto, es cierto, hay una fiesta que necesita mi presencia.
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El amor es para valientes.
Fiksi PenggemarNatalia, una motera a priori insensible que esconde un lado enternecedor. Alba, inocente pero totalmente arrolladora cuando nadie se lo espera. ¿Será capaz el destino de unir dos mundos totalmente distintos que acaban de chocar por accidente?