El día empezaba bien para Alba, se había despertado temprano, había logrado estudiar un poco y su panadería favorita estaba abierta. Se sentía como si hoy nada de lo que pudiera hacer fuera a salir mal. Como si nada de lo que le dijeran pudiera arrebatarle esa gran sensación que inundaba su pecho.
Había decidido salir al parque a leer el libro que había dejado apartado por los exámenes, o la obsesión que tenía por los exámenes sorpresa, más bien.
La música sonaba a través de sus auriculares. Había decidido dejarse sorprender por grupos que no conocía y se lanzó a la piscina con la playlist de música recomendada en base a sus gustos. La verdad era que la playlist estaba dando en el clavo con cada canción que salía.
Miró la hora del reloj, todavía era temprano para la hora de comer y encima no tenía clase. Todo eran pros ese día.
De pronto una canción muy animada llegó a sus sentidos. Le gustó tanto el ritmo que se fijó en lo que iba a decir la letra.
"Me gustan las chicas.
¿Cómo pudo pasar?
Me gustan las chicas.
No me lo puedo explicar.
¡Ah!
Será por su pelo o su forma de mirar.
Pero me ha flipado llevarla en mi sidecar"
Alba escuchaba aquella canción con más atención de la que esperaba ponerle al haber escuchado aquella melodía.
De pronto, todo eran chicas pasando por su lado, como si se hubieran puesto de acuerdo. Alba no dejaba de mirar a cada chica que pasaba, alguna que otra se daba cuenta de que estaba siendo completamente analizada y le aguantaba la mirada, provocando en Alba una vergüenza que no se terminaba de explicar.
No hacía más que escuchar la letra de la canción una y otra vez, se la había puesto en repeat. Cuanto más la escuchaba, más dudas le entraban. A ella no le gustaban las chicas, ¿no? Automáticamente vino a su mente Natalia. ¿Por qué no sales de mi cabeza? Pensó en el momento en el que estuvo curándole el labio, tan cerca, sin darse cuenta se había ido acercando a ella hasta que sus frentes chocaron y la sacaron del trance en el que se sumió. Pero ¿por qué?
La cabeza de Alba estaba llena de dudas, de miedo, no sabía qué hacer. Una pequeña idea asomó en su cabeza, estaba claro que, con esas dudas, no iba a capaz de pensar en otra cosa. Sacó el teléfono y llamó a la única persona que sabía que podría ayudarle en aquel momento.
- Hola, tengo un problema, ¿puedes quedar ahora?
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Natalia se había propuesto despertarse temprano y ser productiva. Y digo que se había propuesto porque seguía durmiendo. De nada le sirvieron las 8 alarmas que se había puesto.
Una a las 7:00, otra a las 7:05, otra a las 7:10, otra a las 7:15, otra a las 7:20, otra a las 7:25 y otra a las 7:30. Y otra a las 8:00, por si acaso.
Con esa mente privilegiada no sé como no has ganado todavía la lotería.
La lotería no sé, pero mañana sabré la nota del examen.
Tampoco sirvieron de mucho las 34 llamadas perdidas de la Mari, las 3 de Miki, ni las 15 de Sabela. Eran las 12 de la mañana y seguía abrazada a Morfeo. Sus amigos ya se habían cansado de intentarlo. Bueno, Miki y Sabela se habían cansado de intentarlo, la Mari más bien... Probó otro método.
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El amor es para valientes.
FanfictionNatalia, una motera a priori insensible que esconde un lado enternecedor. Alba, inocente pero totalmente arrolladora cuando nadie se lo espera. ¿Será capaz el destino de unir dos mundos totalmente distintos que acaban de chocar por accidente?