Capítulo 25

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Se levantaron temprano para mimarse todo lo que no se habían mimado la noche anterior. Se besaron despacito, comiéndose con los ojos, quemándose la piel con cada caricia que se dedicaban.

- Nat, deberíamos levantarnos, que tenemos que pasar por mi casa primero.

- Venga cinco minutitos más.

- No, Nat... - se giró para levantarse y coger el móvil – mierda, está apagado. Menos mal que me he despertado sola.

- Puedes cargarlo mientras me cambio, si quieres.

- Que va, no daría tiempo, lo cargaré cuando lleguemos a las cabañas esas.

- Como mandes, rubia.

Se levantaron y arreglaron en diez minutos contados. Había prisa, por lo que decidieron salir cuanto antes para poder pasar por casa de Alba y llegar al sitio puntuales. Recordaban la apuesta y no les apetecía mucho ser las que tuvieran que pagarles la cena a todos.

Fueron tan rápido que llegaron a casa de Alba en apenas quince minutos. Subieron entre risas y besitos pequeñitos, y entraron al piso de Alba.

- Venga rubia, yo termino de apañar lo de Queen y tú haces lo que tengas que hacer – le dijo cogiéndole la cara entre las dos manos y le besó sin ver a otra rubia que abría la puerta del cuarto de Alba.

- ¡¿Alba?! – gritó la otra rubia al ver aquello, casi provocando un infarto en Alba y Natalia.

- ¡¿Marina?! – gritó Alba al ver a su hermana con los ojos más abiertos que las ventanas.

- Bueno, no hace falta ponerse a gritar tampoco – dijo Nat intentando hacer la situación un poco más llevadera, palpaba la tensión en aquella casa – vamos a calmarnos un poco - Natalia no tenía ni idea de quién era aquella chica, ni por qué las dos se habían quedado tan pilladas, se suponía que Alba se lo había contado a todas sus amigas.

- ¿Perdona? – le contestó Marina – O sea, para empezar, no tengo ni idea de quién eres, ni de qué estás haciendo con mi hermana, o sea que no me digas que me calme. Alba, ¿estás loca? ¿Cómo le haces esto a Carlitos?

- ¿Hermana?

- Sí, Nat, es mi hermana. – dijo acercándose, ahora sí, a Marina – A ver, Carlos me puso los cuernos hace tanto que ni me acuerdo y lo dejamos...

- ¿Carlos? ¿El mismo Carlos que yo sé?

- El mismo...

- Lo voy a matar.

- Yo también le tengo ganas... - dijo Natalia atrayendo la mirada enfadada de Marina – Perdón.

- Pero, ¿ahora eres...?

- Bisexual.

- ¿Y puedo preguntar por qué no llamaste a casa para decirlo?

- No estaba preparada, pero tenía pensado hacerlo.

- Pues anda que yo estaba súper preparada para ver como una tía de dos metros le come la boca a mi hermana.

- 1.78... - dijo Natalia, a su parecer tampoco era tan alta.

- ¿Qué? – preguntó Marina.

- Que mido 1.78...

- Yo lo flipo. Si la cosa es que le estabas comiendo la boca a mi hermana.

- Ah, eso...

- Sí, ese pequeño detalle de nada – Marina volvió la cabeza a su hermana – Vale, eres bisexual. Podría entender, que no lo hago, que te cueste decirnos eso... Pero, ¿lo de Carlos?

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora