La tensión había impedido que tanto Marina como Natalia lograsen realizar cualquier movimiento, se habían quedado petrificadas. Esperaban que el disparo no fuera de Pol, pero claro, lo único que habían logrado escuchar eran pasos. Pasos que se acercaban hacia ellas.
Las dos aguantaron la respiración a la vez, no aguantaban que la persona que estaba ahí fuera no hablase o diese detalle alguno de quién era. De pronto, se dejaron de escuchar los pasos, pero eso no les ayudó a relajarse ni mucho menos les incitó a moverse.
Natalia no hacía más que acumular rabia, además de haber secuestrado a Alba, si le había disparado a su hermano, ese chaval no tenía país para esconderse. No de ella.
- ¿Qué hago yo ahora? – escucharon al fin – ¿Vosotras pensáis salir?
A Natalia no le hizo falta escuchar mucho más para salir corriendo a abrazar a su hermano que se encontraba apoyado en la pared que había justo al lado de ellas.
- Yo tengo que llamar a un amigo para ver si podemos hacer algo con el colega este.
- ¿Está...? – dijo Marina mirando el cuerpo de Pol en el suelo.
- ¿Muerto? Seguramente. Lo mejor será que no os acerquéis a él.
- Vamos a por Alba – dijo Natalia totalmente decidida.
Los tres traspasaron la puerta que los llevaría con la rubia con miedo por no saber qué es lo que encontrarían ahí abajo. Al terminar las escaleras, solo pudieron encontrar dos puertas, una a cada lado del pasillo, pero solo una de ellas llevaba cerradura.
Santi sacó una especie de ganzúa para abrir la puerta de aquella habitación para encontrarse con un mar de lágrimas rubio.
Al escuchar el sonido de la puerta abrirse, Alba, que no había dejado de llorar desde que escuchó el disparo, levantó la cabeza esperando encontrarse con el imbécil que la tenía ahí en contra de su voluntad.
Al principio lo único que consiguió ver fue tres figuras, no tenía ni idea de quienes eran puesto que las lágrimas no le dejaban ver, pero en cuanto se secó los ojos y vio a Marina salió corriendo para abrazarla, cayéndose nada más levantarse del suelo.
Todos se quedaron quietos mirando a Alba a cuatro patas en el suelo, posición que cierta morena había visto con anterioridad. Natalia tuvo que agitar la cabeza para sacarse de la cabeza aquella imagen, aunque con dificultad.
No fue hasta que Alba empezó a reírse que todos relajaron el cuerpo y fueron a por ella para levantarla.
- ¡Qué hostia te has dado tata! – gritó Marina abrazándola tan fuerte que parecía que la iba a romper en dos.
- Hola Alba, soy Santi, hermano de Natalia, ¿cómo te encuentras? ¿Necesitas un médico?
- Hermano de...
- Hola Alba.
- Hola Nat.
El ambiente se volvió cargado en cuanto las dos se miraron fijamente, fue como si Marina y Santi desaparecieran y solo quedaran ellas dos.
- Estás aquí.
- Estoy aquí.
- ¿En qué momento?
- Pues a ver... Te estaba buscando para hablar contigo y me encontré a tu hermana llorando en casa, me lo contó todo y llamé a mi hermano.
- ¿Me estabas buscando? – dijo muy flojito siendo apenas audible para Natalia.
- Y bueno, mi hermano es que es un máquina, el mejor en lo suyo.
- ¿Me estabas buscando? – repitió con la misma voz de nada.
ESTÁS LEYENDO
El amor es para valientes.
FanfictionNatalia, una motera a priori insensible que esconde un lado enternecedor. Alba, inocente pero totalmente arrolladora cuando nadie se lo espera. ¿Será capaz el destino de unir dos mundos totalmente distintos que acaban de chocar por accidente?