Capítulo 23

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El sonido de un teléfono despertó a Alba, que se encontraba completamente enrollada en Natalia. No le dio tiempo a girarse cuando el sonido cesó, por lo que se volvió a dormir. Al minuto el mismo sonido volvió a despertar a Alba, que esta vez abrió los ojos de par en par buscando la procedencia de aquel sonido que osaba despertarla a esas horas tan intempestivas.

Solo son las diez de la mañana, joder.

Solo, dice. ¡¿Cuándo has dicho tú solo a estas horas?!

Alba agitó la cabeza y agudizó el oído. Aquel sonido parecía provenir del lado donde se encontraba Natalia.

Se asomó, casi con asombro, al ver que la morena seguía durmiendo a pierna suelta. Entre unas cosas y otras se acabaron durmiendo a las tantas de la madrugada, pero joder, tampoco tan tarde como para que Natalia siguiera dormida cual tronco.

De nuevo aquel estruendoso sonido que ya se le había metido en la cabeza. Aquella vez, consiguió ver la pantalla iluminada del teléfono, aunque no alcanzó a ver por qué sonaba con aquella insistencia.

Quizá es alguna alarma.

O quizá es su madre que la llama por algo urgente.

Le entró el pánico con aquel pensamiento y despertó a Natalia agitándola con bastante energía, y no paró hasta que ésta abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma y se agarró a los brazos que la estaban zarandeando con un miedo irracional.

- ¡¿Qué pasa?! – dijo asustada y gritando.

- ¡El móvil Natalia!

- ¡¿Qué le pasa al móvil?! ¡¿Se ha vuelto loco y se ha puesto a quemar cosas?!

- ¡No!

- ¡¿Es un transformer y ha salido volando por la ventana?!

- ¡Qué está sonando Nat!

Justo cuando Alba le dijo aquello, el móvil volvió a sonar por vigésimo tercera vez, captando la atención de Natalia. Rápidamente se giró para alcanzar su teléfono.

- La madre que la parió – dijo tras ver el nombre de la Mari en la pantalla – Espero que sea algo súper grave, o te mato.

- ¿Dónde coño estás? Estoy en tu ventana y no estás en tu cama.

- ¿Qué coño haces ahí otra vez? – Alba, que no escuchaba a la Mari, no entendía qué le podía estar diciendo su madre para que le contestara así.

- Pues que tenemos que hablar del viaje.

- Joder Mari, ¿no podías esperar a la tarde? – al escuchar el nombre de la persona que estaba al otro lado del teléfono la rubia se giro quedando boca arriba en la cama. Aunque le duró poco porque su teléfono también empezó a sonar.

- No, ¿dónde estás? Que voy.

- No vas a ir a ninguna parte, esta tarde voy a tu casa y hablamos.

- Ya veremos.

Y colgó, igual que colgó la persona que estaba llamando a Alba, sin haberle dado tiempo a alcanzar el teléfono para, por lo menos, ver quién era.

- Era la Mari, rubia, que quería hablar del viaje. ¿Y el tuyo?

- Pues Julia, pero me acaba de escribir que ya nada. Le he preguntado igualmente.

Mientras volvía a la cama, aún terminando de escribir el mensaje para Julia, Natalia aprovechó para hacerle un repaso a la rubia del que ésta no tardó mucho en enterarse. Hasta un pijama le quedaba como cual diosa del olimpo, porque semejante culo tenía la rubia.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora