Capítulo 22

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Alba se despertó la primera, se tenía que preparar para ir a pasar un día a la montaña con sus amigas y estas no eran precisamente lo que se dice tardonas. Aunque la presencia de Natalia le hacía querer estar mucho tiempo más, sacó fuerzas y salió de la cama.

Se duchó y se puso el primer chándal que pilló mientras Natalia seguía en el quinto sueño más o menos.

Hay que ver lo que le gusta dormir a esta persona.

Es tan bonita.

Espera, ¿está respirando?

Imagino.

Ve a verificarlo. No me fío.

A ello que fue, se acercó a la boca de Natalia para comprobar si respiraba o no, y ya que estaba allí dejó un pequeño beso que a duras penas alteró el sueño de Natalia. Por no decir nada.

De pronto Queen se subió a la cama, exactamente encima de Natalia, sin quitarle el ojo a Alba, que ya se había reincorporado para irse a la cocina a preparar el desayuno.

- ¿A ti también te gusta?

- Miaau.

- Claro... Bueno, mamá se va a ir...

- Miaaaaaau.

- Pero te quedas con Nat. Estoy segura que con tal de no dejarte sola, no se va ni a su casa.

No obtuvo más respuesta de la gata porque se puso a amasar pan encima de Natalia. Alba contuvo la respiración durante unos segundos y empezó a poner pucheros. Su gata nunca había hecho algo así con nadie que no fuera ella.

Las grabó a las dos, panadera o no, para que Natalia en el caso de que no despertara temprano, pudiera observar lo que había estado haciendo Queen aprovechándose de que estaba durmiendo.

Se fue a la cocina y empezó a preparar el desayuno para las dos, por si acaso les daba tiempo a desayunar juntas.

Poco se habla de que Queen está haciendo bollos, uno en concreto.

Eso significa que mi gata es bollera.

No le hacía mucha gracia cuando estabas con Carlos.

Confirmamos.

No pudo evitar reírse un poquito, con esa risilla de ratilla que tenía, tras aquella conversación consigo misma e imaginarse a Natalia como un croissant. Tardó poco en preparar el desayuno, un par de tostadas, un par de zumos, y un par de cafés. Y, como las chicas decían que a lo mejor llegaban tarde y hacían pausa para comer, también se preparó un par de bocadillos. Chica precavida, vale por dos.

Cuando todo estuvo preparado, mochila incluida, se acercó a la cama para ver si Natalia era capaz de despertarse y de despedirse de ella antes de que se fuera. A fin de cuentas, no se iba a ir sin más, a no ser que no consiguiera despertarla lo suficiente, que entonces le dejaría una pequeña nota en la mesa, junto con el desayuno.

Se puso de rodillas en el suelo cuando llegó a la cama, aunque se levantó bastante rápido porque así no llegaba hasta Natalia. Pensó que quizá era buena idea si se sentaba en el borde de la cama, y aprovechó un mini hueco que dejaba la morena para poner su culo ahí.

- Naaaat... - dijo con voz suave alargando la vocal.

- Mmph...

- Te he hecho el desayunooo...

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora