Capítulo 3

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Mierda. Pensó Natalia.

- Hey... - contestó intentando evitar a Alba que, por fin, se había percatado de su presencia.

- Ni hey, ni hoy. ¿Qué haces aquí? – se notaba el enfado en el tono de voz de Alba, definitivamente no soportaba a esa chica.

- Pues lo mismo que tú – dijo apartando la mirada de la rubia, fingiendo indiferencia.

- ¿Lo mismo que yo? ¡¿Lo mismo que yo?! – Alba no daba crédito, ¿le estaba vacilando? – así que te han echado de un examen por, supuestamente, copiar, cuando en realidad se estaban copiando de ti – ni la propia Alba sabía cómo había podido decir todo aquello tan rápido sin trabarse - no te lo crees ni tú.

- Eh... No. Me has preguntado que qué hago aquí, lo mismo que tú significa, venir a hablar con la rectora – ni un vistazo a la rubia.

- Eso, tú sigue vacilándome. Al final verás.

- Se viene moñeo... - susurró Natalia, aunque no lo suficiente para que Alba no la escuchara.

Al escuchar aquellas tres palabras Alba se levantó como poseída por el espíritu de un luchador de artes marciales, y se acercó a Nat lo suficiente para hablarle lo más flojo que podía, tampoco era necesario que se enterase toda la facultad.

- Mira, Pat... - Alba ya levantaba su dedo acusador.

- Nat – le interrumpió Natalia.

Alba se quedó unos segundos en silencio. No llegaba a comprender como una sola persona podía sacarla tan fácilmente de sus casillas hasta el punto de querer hacerle daño de mil formas diferentes.

- Es que voy a... - Alba fue directamente al pelo de Natalia, bueno, iba, porque en cuanto se inclinó un poco, se abrió la puerta del despacho y lo que iba a ser un señor moñeo, se convirtió en apoyarse en los hombros de Natalia.

A cinco centímetros de mi cara es todavía más guapa. Calma Nat, por favor. No te pongas nerviosa. Pensaba una.

Joder, pues qué ojos tiene la gilipollas esta. Pensaba la otra.

- ¿Chicas? – Noemí Galera había salvado a Natalia, era su campana - ¿Va todo bien por
aquí?

La voz de Noemí hizo reaccionar a Alba que seguía mirando a la morena a los ojos como si se hubiera metido dentro de ellos y no fuera capaz de reaccionar. Como si simplemente lo que ahora debía hacer era darle un beso.

La verdad es que tiene una boca muy sugerente...

No.

Y sí...

No.

La batalla que Alba libraba era digna de las mejores películas, ganadora de cinco óscar mínimo. Pero reaccionó a tiempo dándole un abrazo a Natalia y susurrándole al oído algo que erizó la piel de la morena. Aunque no se sabe muy bien si fue por lo que le dijo o por la cercanía de la rubia.

Ojalá tenerla más cerca.

Y sin ropa.

Y sin ropa.

- Como te vuelva a ver, te aseguro que no habrá rectora que te salve, como que me llamo Alba Reche.

Ahí estaba, ese era el nombre de la chica de metro y medio que a saber que artes marciales sabía, pero que le daba un pánico terrible. A ella. Que le sacaba una cabeza.

El amor es para valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora