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Cap (2/2)

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Los siguientes días para Gus fueron bastante confusos, como un borrón en donde nada parecía tener sentido. Apenas recordaba fragmentos de lo que sucedió. Lo único que estaba fresco en su mente, era el hecho de que su abuela había muerto y aun entonces seguía cuidando de él.

Bri había estado contemplando su muerte y armando un plan de respaldo incluso cuando el cáncer aun no había hecho acto de aparición por lo que a Gus no le sorprendió mucho toparse con el hecho de que Brí había arreglado todo para cuando ya no estuviera más en este mundo y eso empezaba con su funeral... aunque no tuvo uno como tal puesto que la dulce mujer fue cremada, ese era su deseo y así lo decía en su testamento. Porque oh sí, ella tenía uno. Por lo tanto su cuerpo fue llevado al crematorio lo más pronto posible porque el cáncer era una perra incluso luego de haber reclamado su vida y por lo tanto su cuerpo no podía permanecer demasiado tiempo sin embalsamar o cremar.

Gus no había estado solo en ningún momento. Recordaba vagamente que Jax y su familia estaban alrededor. Recordaba a Exis y Layna dejando caricias en su cabello o apretando sus hombros de vez en cuando para reconfortarlo. También estaba Sidney Cassidy con su aire maternal y protector. Pero lo que más recordaba era la presencia cálidad de Leo a su lado y la presencía sólida de Cass a su espalda. A ellos los recordaba tan vividamente a su lado que eso le traía un poco de consuelo.

Estuvieron a su lado cuando fue al mirador, porque su abuela amaba ese lugar. Recordaba que de niño, cuando sus padres recién se habían ido, ella solía llevarlo ahí cada semana. Preparaba algo rico para merendar y simplemente se sentaban viendo la ciudad que se extendía ante ellos. A Gus le gustaba ver el atardecer, porque todos esos bonitos colores naranjas y morados le hacían sentir cálido por dentro, tan cálido como la compañía de Bri.

Siguieron yendo una y otra vez, sin falta, al menos hasta que Bri enfermó y entonces ya no pudieron ir a ningún lado porque sus pulmones y su cuerpo en general no resistían el viaje hasta la cima del mirador. Volvió un par de veces sin ella, pero entonces los atardeceres ya no eran cálidos, solo fríos y solitarios. Decidió no volver más; hasta que fue momento de esparcir las cenizas de su abuela desde lo alto.

No quería conservarlas porque se sentía como si la mantuviera cautiva. Dejarla ir, era como liberarla del sufrimiento que tuvo que soportar por dos largos y tortuosos años.  

Ella amaba este lugar y creo que será feliz de que sus restos se queden aquí— susurró mientras abría la urna.

Seguro le gustaría mucho— Leo había colocado la mano en su espalda baja como muestra de apoyo y el rubio lo agradeció porque sus piernas habían empezado a temblar.

Sé que estaría sonriendo enorme— el nudo en su garganta se apretó un poco haciendo que sus palabras salieran estranguladas.

—Y diría que sin duda es una bonita forma de irse— Cass rodeó su nuca con una mano. —Y que entonces podrías venir aquí y ella estará a tu lado cada que lo hagas.

— tomó una respiración temblorosa— ella diría eso.

Sus cenizas fueron esparcidas y eso fue todo. Gus volvió a casa solo para sentirse un poco más miserable de lo que había sido antes de que ella se fuera.

Habían pasado varios días desde entonces y el rubio empezaba a salir un poco del letargo que le causaba la perdida. Estaba sentado en la cama que había sido de su abuela, con una carta que las enfermeras le dieron. Dijeron que la habían encontrado en el cajón de la mesita junto a la cama de hospital en donde Bri pasó sus últimos días. Llevaba una hora entera viendo el rectángulo blanco entre sus manos, pero no se animaba a abrirlo. Ella ya no estaba, la despedida en el mirador era una prueba contundente de su ausencia. Y sin embargo de algún modo sentía que abrir y leer esa carta haría que todo fuera definitivo. No quería romperse de nuevo. En especial cuando no tenía a nadie que recogiera sus pedazos cuando eso pasara. Después de todo Leo y Cass estaban en la universidad, porque a diferencia suya no se les permitía faltar.

Mi Única Adicción (Suerte #7.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora