Mi Única Adicción (Suerte #7.8)

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Cap (3/4)

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Sus ojos seguían fijos en el hombre que no dejaba de pasearse por la habitación, yendo de un lado hacía otro como un animal enjaulado. Habían terminado en una pequeña habitación en un motel de mala muerte en el que Garret se detuvo poco después de haber entrado a Arkansas. Era un lugar deprimente con paredes descoloridas en donde podías pagar en efectivo sin miedo a que te hicieran preguntas.

No estaba del todo seguro, pero llevaban un buen par de horas en ese lugar.  Aunque no es que le importara demasiado, lo único que realmente le importaba era Gus, quien había despertado solo un rato antes. Se veía aturdido y Leo temía que el golpe en su cabeza le causara una conmoción. Le rogó a Garret que consiguieran algo para el dolor, pero el bastardo lo hizo callar apuntando su arma hacía Gus.

—¿Cómo estás? — le preguntó suavemente al rubio acariciando su mejilla con suavidad — ¿Te duele mucho?

—No te preocupes, estaré bien— intentó una sonrisa, pero esta resultó demasiado tensa. Gus estaba encubriendo su dolor y eso solo lo preocupaba. —Tengo sueño.

—Hay que mantenerte despierto.

—Se me ocurré una buena manera de hacerlo —bromeó el chico y Leo lo amó más por eso. Porque aun dolorido y lastimado, estaba tratando de hacerlo sentir mejor.

—Una lástima ¿no?— Se acurrucó un poco más cerca de Gus, eso si, manteniendo una cuidadosa vigilancia en su captor. En aquel momento Garret estaba lo suficientemente distraído teniendo una furiosa conversación telefónica a base de susurros. —Ya sé. ¿Recuerdas cuando nos contaste aquella historia a Zach y a mi?

—Uh-huh. ¿Quieres que te la vuelva a contar?

—En realidad esperaba que me contaras en que has estado trabajando ahora.

—Oh, claro. Tengo algo, es una idea, sabes— La mirada grisácea del rubio pareció despejarse un poco con eso. —En parte surgió porque me gustó todo esto de la fantasía sobre reinos y toda la cosa, pero también surgió porque el otro día Zach no paraba de hablar sobre un videojuego.

—¿The fourth kindongm?

—Sí, ese mismo.

—Ah, es que Reiner le prestó la última entrega de ese juego. ¿Conoces a Reiner, cierto?

—Sé quien es— Gus sonrió— su novio es caliente, con todos estos rizos...

—Gustave— advirtió con el ceño fruncido.

—Me encanta que te pongas todo celoso, Malvavisco.

—No estoy celoso — susurró contrariado. Gus sonrió más amplio y luego le robó un beso— Ahora sigue hablando.

—Eres un mandón. Pero como te decía, gracias a Zach y ese videojuego tuve una idea. Esta vez es sobre un rey, pero no uno cualquiera, sino el rey de los dragones...me encantan los dragones. Son como mi animal mítico favorito— Leo sonrió ante la emoción en las palabras de Gus. Le gustaba verlo así, tan espontaneo. Una lástima que estuvieran ahí, encerrados con un hombre despreciable. Aun así asintió alentándolo a continuar.— La historia empieza con el otro protagonista de la historia. ¿Te gustan los lobos, Malvavisco?

—Oh, me encanta— asintió entusiasmado— Si tus criaturas favoritas son los dragones, las mías son los lobos. Así que cuéntame más.

—Bueno, el otro protagonista será un lobo.

—¿Una historia de romance y fantasía?

—Claro, hay bastante de eso, pero también mucha intriga y batallas y...sangre — soltó una risita, por supuesto que habría mucho de eso. —será la historia de un rey dividido entre liderar a su raza, a su pueblo y proteger a quien ama. Bueno, al menos eso es lo que tengo hasta ahora.