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Capítulo dedicado a:  Dalgo23😉

Cap (1/4)

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Untó las tostadas con mermelada de arándanos y las colocó en los dos platos frente a él, acompañadas de tiras de tocino. Lo llevó hasta la redonda mesa en la cocina y luego volvió por un par de tazas de café. Terminó de acomodarlo todo justo cuando su madre entró a la habitación enfundada en su uniforme color lila.

—Oh, me preparaste el desayuno — ella lo alcanzó y le dio un beso e la mejilla. Tuvo que ponerse de puntitas para poder alcanzarlo. —Gracias, cielo.

—De nada.

Ambos tomaron asiento en la mesa. Después de todo eran pocos los días que lograban coincidir para el desayuno ya que los turnos de su madre en el hospital solían, ser en su mayoría, por las noches y el pasaba casi todo el día en la universidad, por lo que sus momentos con ella eran preciados.

Excepto aquella mañana que estaba un poco distraido por su teléfono, más específicamente por el texto que le envió a Gus y del cual no había recibido respuesta. Sip, el rubio lo dejó en visto y eso dolía más que un "jódete".

En los últimos años su relación con Gus Hastings no había sido demasiado cercana, sin embargo no solía dejarlo en visto, siempre respondía incluso para decirle que lo dejara en paz. Pero luego de ocho horas sin una respuesta, Zach estaba haciéndose a la idea de que esta vez Gus si que estaba enojado con él.

Y eso le jodia tanto, porque no lo entendía. Obviamente Gus estaba molesto por el último altercado con Leo Danields, lo que Zach no entendía era como es que eso se volvió su culpa. No estaba siendo parcial, porque le molestaba que Leo no soportara a Gus, tanto como le molestaba que el rubio no soportara a Leo. Era enloquecedor que se llevaran tan mal y encima que ninguno le dijera la razón de ese desagrado mutuo.

¿Cómo se supone que iba a ayudar si no le daban nada con que trabajar?

Joder, que no eran niños de kinder para tirarse del cabello y darse de empujones cada que se topaban.

—¿Por qué el ceño fruncido?— preguntó su madre con las cejas arqueadas. Ella era muy bonita y Zach se enorgullecía de haber obtenido el color de sus ojos precisamente de ella. En realidad todo el mundo decía que se parecía a ella... al menos en su forma de ser. Y eso era un gran alivio.

—No es nada— mordisqueó una tira de tocino— solo lo mismo de los últimos meses: Gus y Leo.

Sip, se lo contaba casi todo a su mamá y eso incluia la enemistad que esos dos tenían. Así que le relató el último incidente tratando de obtener su opinión. Ella se recostó en el respaldo de la silla con una expresión pensativa.

—Bueno, eso parece como algo de celos ¿sabes?— arqueó las cejas sin comprender— vamos, cariño. Gus y tú fueron muy unidos de niños y aun después de que se marchara y perdieran parcialmente el contacto tú seguiste buscando la manera de que la amistad no se perdiera del todo.

—Supongo.

—Y aun cuando el te ha dicho miles de veces que no te quiere cerca, jamás ha cortado los lazos del todo— asintió porque ella tenía razón. Gus podía decirle todo el tiempo que era molesto, pero jamás había dicho de manera contundente que no quería volver a verlo. De hecho se relajaba bastante a su alrededor siempre y cuando Zach no sacara a relucir el asunto "ilegal". —Entonces un día aparece Leo y se vuelve tu amigo, es obvio que Gus está molesto por perder tu atención.

—No creo que sea eso— se pasó una mano por el cabello.

—Y Leo también está celoso.

—Eso tiene menos sentido, mamá— dijo con una risita.

Mi Única Adicción (Suerte #7.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora