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Cap (2/2)

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Había pasado un tiempo desde que había estado en los graderios del campo presenciando una de las practicas de los osos. La última vez había estado triste y Exis lo llevó ahí para que se animara un poco. Era curioso que ahora los papeles se hubieran invertido y fuera Leo quien trataba de animar a su amigo italiano.

Más temprano Exis le contó lo sucedido con Jaxon la noche del sábado y eso lo puso muy triste. No le gustaba saber que alguien tan seguro de si mismo como lo era Exis se sintiera tan herido. Y quizá no conociera a Jaxon Bishop demasiado bien como para poner las manos al fuego por él, pero estaba seguro de que el chico no lastimaría a nadie a propósito. Debió haber estado muy nervioso por ser atacado por aquel chico, quizá era un ex abusivo o solo alguien que le había hecho daño. Quizá estaba tan asustado que su manera de lidiar con todo fue desquitarse con Exis.

Las personas solían reaccionar de diferentes manera ante emociones negativas y a veces las cosas se salían de control y era difícil pensar con claridad. Le había dicho todo eso a su amigo aun sabiendo que sus palabras no servirían de mucho para mitigar el rechazo de Jaxon. Así que solo le quedaba estar a su lado y tratar de animarlo. Por eso lo llevó al campo. Con la esperanza de que eso lo distrajera lo suficiente.

Los integrantes del equipo estaban desperdigados por el campo en pequeños grupos, cada uno realizando diferentes ejercicios. Era una rutina por circuitos, así que cada cierto tiempo se rotaban y pasaban a otra estación.

Los ojos de Leo estaban siguiendo el desempeño de su hermano, pero también se desviaban constantemente hasta donde Zach se encontraba. Su estómago se llenaba de mariposas con solo verlo y es que esa última semana había sido increible. Habían pasado tiempo juntos, amoldándose a la nueva etapa en su relación. Un par de días se encontraron en la universidad antes de que tuvieran que separarse para seguir sus respectivos horarios. Y en general era como antes, la facilidad con la que se perdían en charlas interminables que los llevaban a reir mucho y perder la noción del tiempo. Pero también estaban estos pequeños gestos nuevos, como que Zach lo tocaba más que antes, a veces jugando con sus dedos o besando su mejilla y sus labios sin previo aviso; pequeños gestos que Leo encontraba encantadores e irresistibles.  

Había sido una primera semana como novios (a prueba) bastante buena. Esperaba que las cosas fueran volviéndose incluso más sólidas en las próximas semanas.

En ese preciso instante el entrenador Donner hizo sonar su silbato dándole al equipo un respiro. Las exclamaciones de egradecimiento no se hicieron esperar y poco a poco cada uno de ellos se arrastró al borde del campo en donde los asistentes estaban sirviendo agua y bebidas energéticas para que se mantuvieran hidratados. Zach era de los últimos y se retrasó un poco más junto a uno de los linebakers. Se quitó el casco y sacudió la cabeza pasándose el antebrazo sobre la frente para secarse el sudor y luego giró escaneando los graderios; cuando lo encontró una amplia sonrisa surcó sus afelpados labios. Esa sonrisa fue acompañada de un guiño coqueto que lo tuvo soltando una risita tonta. Le devolvió el guiño y luego lo vio marchar en busca de su bebida.

—Pero bueno, ustedes si que están hechos de azúcar— Exis lo codeó de manera juguetona. —Ahora eres mi ídolo.

—Pero qué dices— se sonrojó y trató de alejarse entre risas mientras su amigo le echaba los brazos al cuello.

—Por favor- oh gran Leo- enséñame tus secretos. Enséñame como conseguir al hombre de mis sueños.

—Estás loco— logró sacárselo de encima. Ambos tratando de sofocar la risa porque lo que menos querían era que el entrenador Donner o sus asistentes terminaran por sacarlos. — y no es como que necesites mi "secreto". Podrías tener a quien quieras, chico o chica.

Mi Única Adicción (Suerte #7.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora