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Cap (1/2)

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Soltó una risa entre dientes al ver la foto que Leo le había enviado hacía un rato. En ella su dulce amigo aparecía acompañado de nada más y nada menos que Zach Cassidy. Mentiría si dijera que no estaba asombrado por como había resultado las cosas para ese par. Se sentía un poco culpable porque a decir verdad creyó que Zach no le correspondería a su amigo, que les tomaría un tiempo volver a estar juntos sin sentirse incomodos.

Pues se equivocó y se alegraba de que así fuera. Resultó que después de todo, aun si Zach era heterosexual en su mayoría, tenía cierto grado de bi-curiosidad que estaba favoreciendo a Leo. A partir de ahí las cosas podía salir jodidamente bien para ellos o terminar mal. Pero esta vez Exis apostaba a que iría bien, porque Zach y Leo eran muy compatibles. Y Ahora que el jugador estaba dispuesto a intentar tener una relación con Leo, existían muchas más probabilidades de que terminara enamorado.

Vamos que Leo era un chico dulce, cariñoso, considerado, divertido y muy leal. Tenía muchas cualidades que eran sumamente atractivas, difíciles de ignorar y de las cuales resultaba fácil enamorarse. Después de todo el mismo Exis estuvo muy cerca de caer en los encantos de Leo. Claro que eso ahora ya no era relevante, porque cualquier cosa entre ellos no hubiera sido posible. Especialmente ahora que la atención del chico italiano estaba puesta en alguien más, un hermoso chico de grandes ojos azules y un sin fin de pecas adorables.

Se sentó en el borde de su cama para atarse los zapatos. Pensaba salir aquella noche y con suerte, conseguir una cita con el angioletto.

Había pasado días preguntándose como es que iba a darle el regalo que le compró. Tampoco quería dárselo antes y hacerlo sentir obligado a salir con él. Ser indeciso no era lo suyo y por eso se dijo que ya era suficiente de irse por las ramas. Le pediría una cita y al final de la noche, le daría el regalo cuando lo llevara de vuelta a su casa.

Tomó su chaqueta, la bolsa con el regalo y las llaves de su auto. Al llegar a la sala se topó con que Layna estaba sentada en la mesa de centro con un montón de hojas esparcidas por todos lados. Un moño descuidado mantenía su cabello fuera del rostro y su expresión era completamente concentrada. Aprovechó eso y se acercó hasta sentarse en el sofá.

—¿Mucha tarea?— la chica gritó enviando a volar un puñado de hojas.

—¡Alexis!

—Lo siento— se le escapó la risa y tuvo que tomarse un momento para detenerse— no creí que fuera a asustarte tanto.

—A veces eres malvado— Layna suspiró y recogió sus hojas con ayuda del chico italiano. Luego le dio una mirada inquisitiva— ¿Vas de salida?

—Si, estoy en busca de una cita.

—Ya veo. Te habías tardado un poco ¿no?— su amiga sonrió con picardía.

—Ya sé. Solo estaba tratando de ir con calma, sabes,— se pasó una mano por el cabello. — No quería asustarlo y que pensara que soy un intenso. Pero la verdad es que lo mio no es andar de puntillas alrededor de alguien que me gusta y he estado perdiendo el tiempo.

—¿Eso significa que ya dejaste de resistirte?

—Si—. se rió de si mismo— me dije una infinidad de veces que lo correcto era mantenerme al marge. Pero joder, el angioletto es simplemente irresistible. Tiene algo que me llama. No sé como diablos explicarlo. Pero me gusta demasiado. Y sabes como soy, cuando alguien me gusta...

—Vas con todo sin dudarlo.

—Eso mismo. Así que creo que ya fue suficiente de andar con cuidado. Le pediré una cita y trataré de conquistarlo.

Mi Única Adicción (Suerte #7.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora