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🚨Antes de que continuen con el capítulo quiero contarles que la sinopsis de la historia navideña ya está disponible. La encuentran en mi perfil como "El Turno de Cupido". 🚨

Cap (4/4)

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Abrió los ojos con algo de dificultad y la única razón por la que lo estaba haciendo es porque su vejiga estaba protestando, exigiendo por una liberación.  Gruñó cuando se sentó, porque aunque lo hizo lentamente, su cabeza dolió de una manera brutal. Se sentía como si estuviera dando vueltas.

—Oh rayos — gimió sosteniéndose la cabeza entre sus manos. Por eso odiaba el tequila. La mañana siguiente siempre era como arrastrarse por el infierno.

Buscó en su mente la razón por la que había bebido tanto, sin embargo se rindió cuando las ganas de ir al baño se hicieron insoportables. Se bajó lentamente de la cama y mientras lo hacía pudo darse cuenta de que en realidad no estaba en su habitación. Sin embargo eso no le preocupó ya que había estado con Zach, por lo tanto no había nada que temer.

Se arrastró a paso lento a la que supuso era la puerta del baño. La noche anterior había estado muy ansioso por pasar la noche en casa de su novio. Se suponía que después de la fiesta volverían a casa de Zach, tontearian un poco, habría besos y tal vez y solo tal vez, Leo se animaría a dar un paso mas allá, buscar un poco de toqueteo. Bueno, al parecer no tuvo nada de acción más que ser arrastrado hacia la habitación de su novio. Tenía pequeños retazos de eso.

Luego de aliviar su vejiga, se lavó las manos y enjuago su rostro haciendo una mueca dolorida. Su cabeza estaba matándolo. Definitivamente no era bueno para beber. La levantar su cabeza y darle un vistazo a su demacrado rostro. Fue entonces que los recuerdos de la noche anterior empezarona a desglosarse uno a uno hasta que tuvo que dar un paso atrás porque...joder.

Volvió tambaleándose a la habitación y su respiración se corto por una fracción de segundo cuando vio la enmarañada cabellera rubia sobresaliendo de las mantas. Gus.

Una de sus manos voló hasta su boca en donde acarició sus labios casi como en trance. Gus lo había besado, como en serio besado. Y no solo eso, Gus también besó a Zach...fue el mismo Leo quien le dio el permiso de hacerlo.

—Oh cielos— murmuró. Tropezó hacía la puerta de la habitación y caminó tan rápido como su dolor de cabeza lo permitía. Necesitaba ver a Zach.

Lo encontró en la cocina, sentado frente a la mesa con la cabeza recostada sobre la superficie y una taza de café frente a él.

—Zach— susurró con un poco de duda, pensando que tal vez estaba dormido porque tenía los ojos cerrados. Sin embargo al nada más oir su voz, el castaño se enderezó.

—Leoncito — la sonrisa que le dedicó ayudó a aliviar un poco de su inquietud — Creí que dormirías hasta más tarde, apenas son las seis.

—Yo necesitaba ir al baño y...— se acercó a él y se dejó caer en otra de las sillas, justo la que estaba junto a su novio. —Zach, anoche fue...

—¿Loco?— preguntó el castaño y luego se frotó las manos contra la cara. Se veía exhausto, como si no hubiera pegado ojo toda la noche. —Lo sé. Aun estoy tratando de procesar todo.

—¿Estás enojado?

—¿Por qué lo estaría?— Zach ladeó la cabeza. Su expresión llena de desconcierto.

—Bueno, por todo lo que pasó con Gus. Porque le dí permiso de bessrte y porque....dejé que me besara. No sé Zach es solo que ¿de verdad pasó? ¿No es algo que mi mente esta inventando a causa del alcohol?

Mi Única Adicción (Suerte #7.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora